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El lunes por la noche, una pequeña multitud se reunió mientras el aire de las calles Capp y 21 se llenaba de salvia ardiente y de los resonantes sonidos de tambores aztecas. El grupo local Xiuhcoatl Danza inició una ceremonia tradicional en la calle, en honor a la vida de Jesús Adolfo Delgado, un adolescente de la Misión al que la policía mató en esa manzana hace exactamente cinco años.
Cada año, la familia, amigos y simpatizantes de Delgado se reúnen en el 626 de la calle Capp para honrar la vida del joven, decorando su altar en la acera con flores, velas, latas de aerosol y un gran retrato de él hablando en la graduación.
El 6 de marzo de 2018, Delgado, de 19 años, recibió aproximadamente 99 disparos de múltiples oficiales tras un presunto robo a mano armada.
La familia de Delgado se paró en la acera y se dirigió a la multitud. “Han sido cinco años difíciles”, dijo en voz baja el hermano de Delgado, Víctor Torres. “El tiempo ha pasado, pero el dolor sigue”.
Lo que todos los presentes en el memorial dejaron claro: La muerte de Delgado no es sólo un acontecimiento del pasado.
“Mantenemos vivo su nombre”, dijo Torres, “para que la gente no olvide lo que pasó”. Esto es fundamental en comunidades cercanas, donde la muerte de alguien altera la vida de todos los que le rodean, pero la ciudad circundante puede no reconocer la pérdida de los suyos.
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“Es importante seguir diciendo sus nombres y hablando de lo que pasó”, dijo Susana, un miembro de la comunidad cercano a la familia Delgado que ha estado allí apoyando desde el primer día.
“Debemos conmemorar la vida de Delgado y la de todos los que han perdido la vida a causa de la violencia, en concreto la violencia policial. Hay mucho trabajo por hacer para que nuestras comunidades de color se sientan seguras.”
Una de las familias presentes en el acto conmemorativo había conducido desde Sacramento para pasar la noche. También habían sufrido la devastadora pérdida de un joven.
“Como madre de un hijo quitado de este mundo, sé lo que ella siente”, dijo Roxanne Morales, refiriéndose a María Duarte, la madre de Delgado. El hijo de Morales, Augustine Morales, fue asesinado por la policía de Sacramento en noviembre de 2020.
“Que la comunidad se viene es muy importante. Si la comunidad no nos apoya, no va a haber ningún cambio. No esperen a que sea uno de sus familiares para salir y apoyarnos. Apóyanos ahora para que no sea uno de tus familiares”.
Acompañaban a Morales sus bisnietos y su nieta Seselie, hija de Augustine. Conectaron con los Delgado a través de un grupo de Facebook para padres que han perdido hijos a causa de la violencia. Este jueves tendrá una audiencia de conciliación por homicidio culposo contra el Departamento de Policía de Sacramento.
Tras la ceremonia, el grupo se fueron al emplazamiento de la vacuna, en la esquina de la calle 24 y Capp. Se sirvió champurrado y tamales para calentar a todos del frío a medida que se hacía de noche. La gente se reunió en sillas en la gran carpa, compartiendo historias y poniéndose al día.
“La policía de San Francisco sigue adelante, la política también, y a nosotros nos toca recoger los pedazos fracturados de la familia. Siempre recae directamente sobre los hombros de la comunidad”, afirmó Iván Corado-Vega, mentor de Delgado, nacido en El Salvador y criado en la Misión.
Mientras la población latina de la Misión sigue disminuyendo, dijo Corado-Vega, “cualquier vida que se pierde no es anónima. Todos estamos relacionados. Se produce un enorme efecto dominó en toda la comunidad cuando se quita una vida, especialmente cuando la quita un sistema como el departamento de policía.”
Corado-Vega trabajó con Delgado en el Mission Boys & Girls Club desde que el joven estaba en quinto curso en la Bryant Elementary School. Señaló que una de las partes más tristes de la historia de Delgado fue su participación previa en la programación juvenil del SFPD.
“Algunos de los entrenamientos que proporcionaban a los cadetes – Adolfo se unió. Venían a los Boys & Girls Clubs. Participaba en la liga de actividades policiales; iba a eventos y excursiones de pesca.
“Este es un joven que es víctima de la policía de muchas maneras – no sólo de las malas tácticas en la comunidad, pero, me atrevo a decir, de algunas de las falsas pretensiones de cómo se comprometen con nosotros en la comunidad.”
Hablando sobre la reciente propuesta del Supervisor Matt Dorsey de facilitar a la ciudad la deportación de los indocumentados que venden drogas, Corado-Vega expresó el peligro que sigue invadiendo a las comunidades latinas de San Francisco.
“La reciente retórica de poner en el punto de mira a los jóvenes hondureños en el Tenderloin está dando permiso para sobrepoliciar. Y todos sabemos lo que ocurre cuando se da permiso a la policía: se quita la vida a la gente”.
El padre de Delgado, José Delgado, dio las gracias a todos individualmente en la carpa y en la ceremonia anterior. “Gracias por acompañarnos y gracias por su ayuda. Nos vemos el año que viene -ojalá antes”. Él y Corado-Vega se dieron la mano.
“Esa es la interacción”, dijo Corado-Vega. “El ‘hola’ y el ‘adiós’ están ahí, en comunidad. Pero el que falta es el hijo. El ‘hola’ y el ‘adiós’ siempre están incompletos”.
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