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Un jueves por la noche, David White iba en su vespa italiana amarilla por la calle Dolores, desde su pizzería Yellow Moto, cuando el conductor de un SUV blanco le cortó el paso.
En una fracción de un segundo, White quedó en el pavimento con un brazo roto, y no se trataba de la típica escena de tráfico en la que se presentan dedos o de bocinazos. El conductor, que se dirigía hacia el sur por la calle Dolores, había dado la vuelta repentinamente delante de White mientras manejaba hacia el norte con el semáforo en verde.
No tuvo tiempo de reaccionar. “Me estrellé contra el coche”, dijo White. Con el brazo roto, los testigos corrieron a ayudarle. Ni siquiera se dio cuenta de que el conductor huía del lugar.
Aún no se ha encontrado al responsable de las heridas de White. Y, lo más probable, es que nunca lo hagan.
White, al menos, salió con vida.
El domingo, un conductor atropelló y hirió a un paseante cerca de las calles 16 y Capp, y después escapo del lugar sólo para atropellar a otro coche a unas manzanas de distancia, en la 16 y Potrero. La víctima de la segunda colisión falleció a consecuencia de las heridas. Más tarde ese mismo día, otro conductor dejó a un paseante con heridas graves en Van Ness Avenue y Bay Street.
Transcurridas tres semanas de 2023, tres personas han perdido la vida en colisiones con coches: una a pie y dos en coche. Otras han sido atropelladas y han sobrevivido. El año pasado fue el más mortífero en San Francisco desde 2014, cuando la ciudad adoptó su plan “Visión Cero”.
A principios de este mes, la oficina del supervisor Dean Preston publicó un nuevo rastreador de muertes de tráfico, utilizando información preliminar de accidentes de la SFPD, que incluye datos sobre qué víctimas mortales son resultado de colisiones de atropello y fuga.
Once de las 37 muertes de tráfico en 2022 fueron atropellos con fuga.
Vehículos más potentes, conductores más distraídos y conductores más rápidos son factores que pueden contribuir a más choques, dijo Marta Lindsey de Walk SF, pero dijo que la velocidad era el principal problema con las colisiones de atropello y escape.
“Está sucediendo tan rápido, el conductor sale tan rápido, los testigos no pueden seguir de lo que ha sucedido”, dijo Lindsey, quien dijo que comenzó a notar niveles mas altas de atropellos antes de la pandemia, alrededor de 2018. “La mayoría de las personas nunca obtienen la historia completa, y nunca se responsabiliza a nadie; agrega un nivel adicional de devastación a todo el asunto”.
Las investigaciones limitadas sobre el tema muestran que es más probable que los atropellos se sucedan en zonas urbanas con mucho tráfico de personas, en carreteras con límites de velocidad más bajos y por la noche, cuando hay menos visibilidad y los conductores pueden estar intoxicados.
Otro factor que contribuye a ello puede ser que pocos son los responsables. En casi el 70% de los incidentes de conducción temeraria o atropello con fuga de San Francisco, la policía nunca encuentra al conductor. En cierto sentido, es el crimen perfecto, aunque sea por accidente.
Dejar sin resolver los delitos de atropello y fuga pone en peligro a la población, afirma Lindsey: “Eso significa que esa persona sigue por ahí conduciendo, la persona que haría eso – y que muy bien podría volver a hacerlo”.
White, de 51 años y padre de tres hijos, no tiene muchas esperanzas de que la policía localice al conductor del SUV blanco. Ya ha tenido que esforzarse mucho para obtener del departamento de policía las grabaciones de vídeo de la colisión.
“Me siguen dando de largas; un departamento me envía a otro”, afirma White.
Finalmente, los investigadores de la colisión de tráfico le dijeron que fuera directamente al edificio o fuera a los tribunales para obtener el vídeo. “¿Quién demonios quiere hacer eso?” Se preguntó White. “Simplemente no tengo tiempo ni ganas de ir y lidiar con más burocracia en el 850 de Bryant”.
Ahora tiene una placa de metal de 10 centímetros en el brazo y le acaban de quitar los puntos a finales de la semana pasada. Está muy magullado y dice que su pierna “se siente un poco rara” por el golpe de su cadera contra el asfalto, pero dice que estará bien después de varias semanas más de recuperación.
White no se equivoca al dudar del resultado de su caso. La mayoría de los conductores que se dan a la fuga en San Francisco nunca son detenidos.
“Los recursos no parecen estar ahí para ayudar a los ciudadanos ordinarios”, dijo White, añadiendo que tiene la sensación de que su caso no está en lo alto de la lista de prioridades del departamento de policía. “Eso no quiere decir que la policía sea mala gente. Simplemente cuestiono cómo se está gestionando la ciudad”.
En su tiempo libre, White ha empezado a pedir a los comercios y administradores de edificios cercanos por las grabaciones de sus cámaras. Cuando hablamos por primera vez, en su primer día de vuelta a Yellow Moto, White intentaba ser positivo, a pesar de la falta de apoyo.
“Teniendo todo en cuenta, tuve mucha suerte de salir de aquello”, dijo White. “Si hubiera sido una fracción de segundo más tarde, podría haberme golpeado de frente. Lo tomaré”.
También intenta sacar lo mejor de su traumática experiencia a manos de un conductor irresponsable es Alexandra Tamez, de 33 años, que hace casi un año fue atropellada por un conductor que cruzaba a toda velocidad un cruce.
Tamez estuvo en coma unas seis semanas y sufrió fractura de mandíbula, clavícula y costillas, y hace meses le aprobaron una indemnización de decenas de miles de dólares de la Junta de Compensación a las Víctimas de California.
Hasta ahora, no ha recibido ni un céntimo. Según Tamez, su “defensor” de víctimas ya no contesta a sus llamadas.
Tamez ha tenido que llamar todos los días y esperar en línea mientras se quedaba con su madre en Texas, pero está lista para regresar a San Francisco. Tiene un trabajo y un plan para volver a estudiar.
“Si me enviaran un cheque hoy, estaría de vuelta mañana”, dijo Tamez. “Estoy muy preparada, he estado esperando y esperando y esperando por ellos”.
Hasta ahora, Tamez se las ha arreglado con la ayuda de su familia y un GoFundMe iniciado por su empleador que recaudó unos 50.000 dólares. Esto al menos ayudó a pagar su reemplazo de 30.000 dólares de varios dientes que no estaba cubierto por su seguro.
Aunque Tamez sólo tenía cosas positivas que decir sobre la policía que trabajó en su caso, al igual que White, tuvo dificultades para obtener mucha información sobre el incidente. Ella acaba de ver las imágenes del incidente por primera vez este mes, casi un año después del incidente.
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Como sucede a menudo, las imágenes de vigilancia que el departamento adquirió del incidente no mostraban la matrícula del coche. Así pues, es probable que la persona que estuvo a punto de matar a Tamez también salga libre.
A pesar de haber sufrido un edema cerebral, daños en la columna vertebral y una traqueotomía, Tamez sigue diciendo que ver el vídeo de sí misma fue “impactante”.
“El coche salió volando por la carretera y mi casco se desprendió por completo”, describió Tamez. “Mi moto salió volando. Aterricé en el parabrisas y salí volando del coche”.
Otras personas en esta situación dependen a menudo del apoyo de la comunidad: La anciana propietaria de Laku, en la calle Valencia, Yaeko Yamashita, recaudó más de 13.000 dólares para ayudarla después de que un conductor la atropellara la víspera de Acción de Gracias, y se viera obligada a cerrar su tienda durante gran parte de las festividades. El hijo de Yamashita vive fuera de la ciudad, por lo que un cliente convertido en amigo la lleva a las citas con el médico y al supermercado.
El conductor que dejó a Yamashita con una pierna rota en un oscuro cruce fue detenido a los pocos días. Pero el hijo de Yamashita, Laku Pellici, dice que no ha podido obtener ninguna información del departamento de policía.
“Puedo llamarles y hablarán conmigo, pero no puedo conseguir el informe policial”, dijo Pellici. “No sé, tardan una eternidad”. Ha contratado a un abogado para que ayude a su madre a conseguir una indemnización de la aseguradora del conductor.
No todo el mundo tiene la capacidad de contratar abogados como hizo Pellici, hacer su propio trabajo detectivesco como White, o llamar a la Junta de Compensación de Víctimas todos los días, como ha estado haciendo Tamez para conseguir el dinero que le prometieron.
La familia de Bessie Chui, que estaba rodeada de testigos cuando un conductor la atropelló y mató el día de Año Nuevo, tiene su sede en Asia. Los testigos dijeron que el conductor salió de su coche y habló con las víctimas y los testigos antes de escapar abruptamente. Nadie, al parecer, consiguió su matrícula.
Cuando regrese a San Francisco, Tamez piensa presionar para que se mejore la infraestructura de seguridad para coches y bicicletas y se instalen guardarraíles como cámaras, no para poner multas, sino para garantizar que se puedan localizar las matrículas de los conductores peligrosos.
“Si me puede pasar a mí, le puede pasar a cualquiera, y no quiero que nadie pase por lo mismo que yo”, afirma.
Aunque sabe que probablemente nunca se encuentre a la persona que estuvo a punto de matarla, Tamez dijo que si la encontrara, la “demandaría a muerte y se aseguraría de que nunca volviera a conducir”. Irónicamente, el carné de conducir de Tamez fue suspendido cuando sufrió la lesión cerebral; todavía tiene que averiguar cómo conseguir que se lo devuelvan.
“Creo que, por haber sido ‘víctima de un delito violento’, creo que mi voz tiene mucho más peso ahora, y por eso sólo quiero ser capaz de cambiar mi comunidad para mejor”, dijo Tamez. “Tiene que haber cambios”.