Traducido por Andrea Valencia

Puede que haya llegado el momento de ir a comprar su queso feta y aceitunas a otro lado. Después de 70 años en el 2365 de la calle Misión, entre las calles 19 y 20, la tienda My Big Fat Greek Store cuyo nombre oficial es Hellenic-American Greek Imports, está a la venta.

Si nadie compra el local, el propietario cerrará a finales de febrero.

“Ya son muchos años, no quiero tener que viajar 50 millas para dirigir este negocio. Tengo otros”, dijo Savas Deligiorgis, quien compró el local en 1966 tres años después de haber llegado a los Estados Unidos como joven diplomático. “Necesito menos responsabilidad. He estado en esta tienda durante 45 años”.

Deligiorgis, en forma, acabado de afeitar y en ropa casual de pantalones y una playera negra, dijo el pasado miércoles que hace seis meses decidió vender y centrarse en otras obligaciones que incluyen una concesionaria de automóviles, un estacionamiento y un programa de radio.

Hubo dos compradores que expresaron interés, pero la venta no se ha hecho.

Por el momento, Deligiorgis está vendiendo todo, y todo está en oferta. Adentro, el refrigerador que una vez tuvo aceitunas, queso feta y hojas de parra está casi vacío.

El miércoles por la mañana, los clientes seguían entrando a la tienda anunciados por un “beep, beep” cada vez que entraban. Una mujer mayor preguntó cuánto costaban algunos rosarios.

“Cuestan $3.50”, dijo Deligiorgis.

“¿Puedo pagarle $2?”, preguntó.

No, dijo él y le recordó que todo en la tienda ya había sido rebajado del 50 al 70 por ciento.

La clienta intentó regatear, pero Deligiorgis fue claro.

“Ya está a la mitad. Es un insulto para mí que quiera comprarlo por $2”, dijo cuando se fue la cliente.

El humor de Deligiorgis cambió rápido cuando Tonia Demitriadis, su sobrina, entró.

“Ya lloró tres veces con que el lugar está cerrando”, dijo mientras saludaba cálidamente a su sobrina.

Demitriadis, quien ahora tiene 29 años de edad, ha estado viniendo a la tienda desde que era niña. Hoy día coproduce el programa de radio que tienen a diario a las 8 p.m. en el 1400 KTVO-AM y el cual presenta su padrino.

“Me rompe el corazón ver”, dijo ella refiriéndose a la tienda. “Fue un gran ícono en la comunidad. Es una tienda única que ha estado aquí desde hace mucho tiempo”.

Deligiorgis dijo que la tienda le ayudó a establecer nexos con más de 11,000 griegos que viven en el Área de la Bahía. Para él fue una forma de vivir como diplomático –y una manera de obtener seguridad económica y libertad. “No quería un jefe”, dijo.

Sin embargo, en su oficina todavía hay fotografías de sus tres años que fue diplomático.

“Esta es una foto mía con Reagan”, dijo orgulloso.

En un principio, Deligiorgis vivía en la esquina de la calle Capp. Pero como muchos de sus colegas inmigrantes pronto se mudó a los suburbios.

“He visto muchos cambios en la Misión”, dijo. “Cuando vine había muchos griego-estadounidenses, italianos e irlandeses. Ahora son latinos en su mayoría”.

Después de haber abierto la tienda, decidió comprar el estacionamiento de a lado. También comenzó a traer a cantantes griegos para que se presentarán en lugares del Área de la Bahía y comenzó un programa de radio.

A principios de su carrera, dijo, su trabajo como diplomático y propietario de la tienda entraron en conflicto. Una vez, un periodista de una revista vino de visita a la tienda. No había nadie más en la tienda por lo que sirvió un poco de queso. “Tan sólo hace una hora estaba hablando con el primer ministro”, le dijo a ella, “y ahora estoy vendiéndole queso a usted”.

Hoy día, Deligiorgis sólo conoce a algunas pocas familias griegas que viven en la Misión. La mayoría se mudó, pero vienen de todos lados para comprar en su tienda.

“Hay una familia que viene desde Stockton para comprar un queso especial llamado Kefalograviera”, dijo.

Uno de sus clientes en Oakland, Ourania Tseratos, visitó la tienda el miércoles y observó muchos de los ornamentos griegos que ocupan el espacio. Vio un candelabro y preguntó el precio. Muy caro, decidió, y compró un ornamento para el mal de ojo.

“Esto la va a proteger”, dijo Deligiorgis.

“Voy a extrañar venir aquí”, dijo Tseratos quien descubrió la tienda hace tres años. “Aquí es donde compro mi queso feta y la pasta filo”, dijo y añadió que si la tienda cierra puede que vaya hasta Daly City a comprar el té Greek Mountain que le gusta.

Deligiorgis dijo que hay dos compradores interesados –uno es griego y el otro no- que dijeron que continuarían el negocio.

Por su parte, Deligiorgis tiene mucho por hacer. El miércoles por la tarde comenzó a prepararse para grabar su programa de radio. El voleibol, añadió, también está en su horario.

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Andrea hails from Mexico City and lives in the Mission where she works as a community interpreter. She has been involved with Mission Local since 2009 working as a translator and reporter.

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