Mission High School. Photo by Lydia Chávez

Traducción por: Anabelle Garay

El camión del Banco de Comida de San Francisco-Marin llegó a Mission High School el jueves por la mañana, al igual que una línea de residentes ansiosos por recoger una bolsa de 25-30 libras con alimentos básicos, verduras frescas y leche. La despensa ha sido instalada en el estacionamiento y permanecerá abierta hasta la 1 p.m.

“Estamos tratando de llegar a varios sitios en San Francisco”, dijo Sean Brooks, jefe de programas presente en el sitio.

La repartición de despensas de alimentos en sitios escolares comenzaron esta semana. El miércoles, la secundaria James Denman Middle School en el Excelsior, y hoy en Mission High, Bessie Carmichael Elementary School en South of Market y Francisco Middle School en North Beach. Lincoln High School en el distrito Sunset abrirá mañana. 

También se están haciendo planes para abrir despensas en otras escuelas.

“Recibimos muchas llamadas de personas que están desesperadas”, dijo Gunilla Bergensten, directora de mercadotecnia y comunicación del Banco de Comida de San Francisco-Marin, quien estuvo en la Escuela Secundaria Mission el jueves. A principios de esta semana, dijo, el banco de alimentos repartió 250 bolsas de comida en la escuela Denman. 

Aunque la fila de la despensa de alimentos llegaba casi a la esquina de la cuadra, la comida que reparte gratis el Distrito Escolar Unificado de San Francisco desde el martes en Mission High School ha tenido menos padres de lo que esperaban. 

Los trabajadores del distrito escolar repartieron 60 comidas en Mission High el jueves, lo máximo que han repartido desde que el programa comenzó el martes cuando los trabajadores esperaban repartir 300 comidas, pero terminaron repartiendo menos de 60.

En la escuela primaria César Chávez, donde el distrito comenzó a repartir comidas esta mañana ya habían distribuido 35 comidas para las 9:20 a.m. La repartición de comida duró hasta las 10:30 a.m.

Marina Aguilar, de 29 años, era una de las madres en César Chávez que fue a recoger comida. Ella trabaja en la cocina de Al’s Place, que en este momento solo ofrece comida para llevar. 

Su hogar tiene siete personas, incluidos cuatro niños y tres adultos. Su hermano, que es conserje, también está sin trabajo. “No sabemos qué va a pasar o por cuánto tiempo seguiremos así”, dijo. “Imagínese, sin trabajo, sin ingresos …”

Brooks y Bergensten están muy conscientes de la inseguridad alimentaria que sienten los residentes como Aguilar. 

Animaron a las familias a ir a su sitio web para verificar las despensas que están abiertas, y advirtió que no habrá nueva información sino hasta la próxima semana. La lista de escuelas está enlistada bajo la sección que dice víveres semanales. 

Antes de que cerraran las escuelas, el banco de alimentos distribuía alimentos una vez por semana en las despensas que tienen en la escuela. Ahora, aunque esas despensas también estaban cerradas, las han reabierto en algunas escuelas. Por el momento hay cuatro escuelas con despensas abiertas, pero la lista aumentará la próxima semana. 

Muchas de las despensas comunitarias del banco de alimentos aún atiende principalmente a clientes registrados, pero el banco de alimentos los alienta a inscribirse. Además, han estado enviando más suministros para que las despensas puedan repartir alimentos a los residentes no registrados. “Les hemos pedido a nuestros socios de la despensa que entreguen comida a todos los que se presenten”, dijo Bergensten. 

Otra falla en la distribución habitual en las despensas de alimentos de la comunidad es que los socios que tienen, que también son clínicas de salud como el Silver Avenue Health Center, han dejado de distribuir. 

Brooks, del banco SF-Marin Food, dijo que las clínicas han cerrado sus despensas debido a la amenaza por contaminación. 

“Tienen que centrar sus esfuerzos en lo médico”, dijo Brooks. El banco de alimentos está tratando de acomodar a esas familias en otros lugares. 

Aunque el sitio web del banco de alimentos enumera los lugares para recoger cajas de alimentos de emergencia, los suministros que tienen son muy limitados y no pretenden ser una respuesta a la crisis actual. “Las personas necesitadas debido a problemas relacionados con COVID-19 deben ser referidos a las despensas ya que esta situación está en curso”, dijo Bergensten. 

En el Centro de Recursos Comunitarios de La Raza, Luis Vásquez Gómez, defensor de familias en el centro, enfatizó que el centro solo está abierto a miembros registrados que tienen cita y que no están inscribiendo nuevas familias. 

Un problema para el SF-Marin Food Bank y sus socios comunitarios es la falta de voluntarios para la distribución de comida. El banco de alimentos ha hecho una invitación a residentes a través de su sitio web a que se ofrezcan como voluntarios para ayudar en la distribución. 

Brooks no vio problemas con su cadena de suministro básica para la entrega de comida, pero tomará un tiempo atraer a más voluntarios y abrir en sitios adicionales. 

“Nos han asegurado que el suministro de alimentos es seguro”, dijo.

Asimismo, había un ambiente de calma en la Mission High School, donde se les recordó a los voluntarios que estaban en fila que practicasen el distanciamiento social y permitieran que solo una familia a la vez recogiera la bolsa de comida.  

En el Centro del Barrio del Richmond District, Yves Xavier, gerente del programa de servicios del vecindario, dijo que por lo general atienden a 800 personas cada semana en su despensa de alimentos y entregan comida a domicilio a casi 200 más. “Esos todavía están operando”, dijo.

“No hemos visto una mayor demanda”, dijo Xavier. 

Bergensten dijo que aconseja a la gente a utilizar el localizador de alimentos del sitio web o llamar al 211 antes de ir a cualquier despensa para asegurarse de que puedan obtener comida.

Los residentes de San Francisco también pueden enviar un mensaje de texto con su código postal al 211 para obtener información sobre qué despensas de alimentos están disponibles en el área.

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Founder/Executive Editor. I’ve been a Mission resident since 1998 and a professor emeritus at Berkeley’s J-school since 2019 when I retired. I got my start in newspapers at the Albuquerque Tribune in the city where I was born and raised. Like many local news outlets, The Tribune no longer exists. I left daily newspapers after working at The New York Times for the business, foreign and city desks. Lucky for all of us, it is still there.

As an old friend once pointed out, local has long been in my bones. My Master’s Project at Columbia, later published in New York Magazine, was on New York City’s experiment in community boards.

Right now I'm trying to figure out how you make that long-held interest in local news sustainable. The answer continues to elude me.

Andrea hails from Mexico City and lives in the Mission where she works as a community interpreter. She has been involved with Mission Local since 2009 working as a translator and reporter.

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