Lucas Biewald, director de CrowdFlower en su oficina en el Distrito de la Misión.

CrowdFlower, una compañía de tecnología con base en el Distrito de la Misión, se jacta en su sitio web de tener “la fuerza laboral más grande del mundo” realizando cientos de millones de tareas para compañías con clientes con base en la web. Ahora, uno de dichos trabajadores virtuales ha presentado una demanda en los tribunales federales en donde acusa a CrowdFlower de quebrantar la ley al pagarles menos del salario mínimo federal de $7.25 la hora.

Originario de Oregon, Christopher Otey, actuó a favor de su persona y de otros que encontraron trabajo a través de CrowdFlower. No obstante, a diferencia de la mayor parte de los empleados,  CrowdFlower —la cual niega rotundamente cualquier maldad y declaró que no tenía idea de quien era Otey.

A 723 millas de distancia de San Francisco en Astoria, Oregon, Otey trabajó en línea para los clientes de la compañía de Internet, que usa a trabajadores para hacer cosas como identificar a gente en fotografías y verificar números telefónicos —tareas pequeñas y repetitivas que son demasiado subjetivas y sutiles para que las computadoras las hagan.

Para CrowdFlower, Otey es uno de los muchos trabajadores que hacen trabajo a destajo de manera remota en la nueva industria de la externalización abierta que está cambiando el paisaje laboral. La demanda, presentada el 26 de octubre ante el Tribunal de Distrito del Norte de California de los Estados Unidos, afirma que la compañía quebrantó la Ley de Normas Laborales Justas al pagar un promedio de $1 a $2 por hora.

Las ganancias de 2011 de CrowdFlower aumentaron un 300 por ciento del año anterior, lo que la hizo ser una de las compañías de tecnología más atractivas en el Área de la Bahía, de acuerdo con un comunicado de prensa que se distribuyó en BusinessWire el pasado 27 de febrero. La comunidad de trabajadores virtuales de la compañía ha completado más de 750 millones de tareas para clientes.

No obstante, la mano de obra está migrando de los lugares de trabajo tradicionales a una fuerza laboral con base en la nube virtual y los problemas clave siguen sin definirse.

“El territorio legal no se ha trazado —casi nada se ha trazado”, dijo Alek Felstiner, abogado que ha escrito varios artículos sobre las leyes de mano de obra y externalización abierta. “Sí creo que va a ser una pregunta que crecerá en importancia a medida de que crezca la industria. Cada vez más y más gente hará esto para distribuir el trabajo”.

CrowdFlower argumenta que las leyes laborales no aplican a esta nueva forma de mano de obra, en la que los individuos del mundo hacen microtareas a cambio de una compensación que puede variar entre una moneda convencional a millas aéreas o puntos por juegos en línea.

Es un problema no resuelto ya que actualmente no hay leyes laborales que describan este tipo de trabajo ni a sus trabajadores.

“No cabe duda de que no somos un empleador en el sentido legal”, dijo Lukas Biewald, director de CrowdFlower y cofundador. “No cabe duda de que no son empleados como la ley define a un empleado”.

Los trabajadores de colaboración abierta hacen cosas como confirmar direcciones, revisar fotografías para asegurarse de que no sean obscenas e incluso redacción de poemas, precisó Biewald. Las tareas abarcan cualquier cosa que alguna compañía le pida hacer a los trabajadores a través de una conexión a Internet.

Tradicionalmente, dichas tareas son pequeñas y rápidas. Para cada microtarea, los trabajadores obtienen una microcompensación. La compañía argumenta que esta nueva forma de mano de obra con base en el hogar ofrece nuevas opciones que benefician a los trabajadores.

“Creo que lo que estamos haciendo es ofrecer una nueva forma para la gente de hacer dinero desde sus casas”, dijo Biewald. “Y creo que es muy bueno para la gente. No estaría haciendo esto si no creyera que era bueno para el mundo”.

Para citar un ejemplo Biewald habló de Robert Munro, un lingüista computacional que opina que CrowdFlower le ayudó a crear redes de comunicación y herramientas de localización en los días después del terremoto en Haití en 2010. Munro declaró que se le pagó a sus trabajadores alrededor de $6 la hora por su proyecto humanitario de colaboración abierta.

Los abogados que hablaron a favor de Otey describieron el nivel de compensación como uno más bajo.

“El señor Otey es alguien que busca mantener su base financiera, y la forma en que puede hacerlo es trabajando muchas horas y ganando salarios extremadamente bajos”, dijo Mark Potashnick.

El trabajo de colaboración abierta es la única fuente de ingreso de Otey, de acuerdo con Potashnick y la abogada adjunta Ellen Doyle. Los trabajdores que colaboran abiertamente ganan un promedio de uno a dos dólares la hora, precisaron. Otey está en busca de una compensación que no especificó, descrita por los abogados como “una cantidad importante para él”.

El caso entre Otey y CrowdFlower básicamente se reduce a la pregunta de si los trabajadores de la compañía son contratistas o empleados. De acuerdo con Otey y sus abogados, es un empleado, mientras que según CrowdFlower es un contratista.

“Simplemente no creo que sea una relación laboral en la que si quiera podría contar las horas”, dijo Biewald. “Quiero decir que estas personas no están con tarjeta. No les digo que tienen que venir”.

No obstante, de acuerdo con los abogados Doyle y Potashnick, la colaboración abierta no constituye un empleo.

“La gente considera que esto es trabajo que hacen por un ingreso, en lugar de como en Wikipedia en donde la gente entiende que lo que hace es un servicio por un bien público general”, dijo Potashnick.

La gente que quiere trabajar para CrowdFlower va al sitio, en donde se enlistan las tareas disponibles. Dichas tareas provienen de uno de los clientes de CrowdFlower, como Skout, una red móvil con base en San Francisco para conocer a gente. Cuando se completa una tarea, Skout técnicamente paga por ella. No obstante, los trabajadores en realidad nunca ven Skout y el dinero pasa por CrowdFlower.

Al preguntar cuál era la reacción de Skout en relación a los problemas de la demanda de Otey, Karen Barker, vicepresidenta de la compañía para confianza, seguridad y comunidad, se negó a comentar.

El problema de quien emplea a trabajadores como Otey no está resuelto.

“Si trabaja en una tienda de abarrotes, la compañía de la tienda de abarrotes es quien le paga”, dijo Felstiner quien la describe como una de las muchas relaciones de trabajo. Con la colaboración abierta, mucha gente trabaja por muchas compañías a la vez.

“Normalmente, cualquier compañía que se enlista en el cheque de paga es quien debe pagar”, dijo Felstiner. “Y esa no es la forma en que la industria de colaboración abierta funciona. Es una relación de muchos con muchos”.

La colaboración abierta es nueva, pero el potencial que tiene de redefinir la mano de obra es parecida a la forma en que Wikipedia, que se lanzó en 2001, redefinió la idea de una enciclopedia. A medida de que la colaboración abierta crece, las compañías, tribunales y el gobierno tendrá que definir dichas relaciones de trabajo.

“Una buena analogía es el comercio de Internet”, dijo Felstiner. “La forma en que se hacen y se ponen en vigor los contratos en línea, y cómo se grava el comercio en línea son preguntas que se hacen inminentes ante los tribunales y la legislación. [Dichas preguntas] migrarán a multitudes de gente y nubes, en lugar de edificios tradicionales y relaciones de empleo convencionales”.

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