El miércoles pasado, el supervisor David Campos cerró una acalorada discusión sobre la prohibición a licencias de alcohol al haberle prometido a los miembros de la comunidad que es posible encontrar un punto neutro.
“La convivencia no es algo fácil de lograr”, dijo Campos. “La Misión es un lugar muy especial y queremos que sea un lugar que funcione para todos”.
La discusión sobre posibles cambios a la moratoria colocada desde hace 16 años a las nuevas licencias para la venta de alcohol se convirtió en un argumento entre residentes que opinaron no querer más alcohol en el barrio, así como propietarios de negocios que opinaron necesitarla para poder competir. Algunos argumentaron que no permitirle a los negocios transferir licencias es un tema clave en la moratoria.
El Distrito de la Misión para el Uso Especial de Bebidas Alcohólicas se colocó a mediados de los 90, en parte porque los residentes estaban preocupados por la embriaguez en público y la delincuencia.
Dichas preocupaciones han probado ser vigentes para muchos residentes del barrio.
Desde que la prohibición entró en vigor en 1996, la información recabada por el Departamento de Control de Bebidas Alcohólicas muestra que existen 156 restaurantes que han recibió una licencia para la venta de cerveza y vino en el barrio, 39 restaurantes que han recibido una licencia para la venta completa de alcohol, dos nuevos bares que han abierto y otras tres tiendas que venden cerveza y vino.
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“La cantidad de alcohol ya excede la cantidad en cualquier otro lugar”, dijo un señor entre el público. “Tenemos que seguir viviendo aquí. Uno tiene que pensar sobre los residentes, no sólo los negocios”.
“Tan sólo anoche tuve que llamar a la policía”, dijo una señora al explicar que tuvo que confrontar en la calle a una persona embriagada. “Lo único que escucho aquí es que quieren ganar más lana”, le dijo a los propietarios de negocios presentes en la reunión.
Por otro lado, los propietarios de negocios declararon que el aplazamiento ha penalizado a los establecimientos responsables.
Yaron Milgrom, propietario de Local Mission Eatery y Local’s Corner, declaró que ha tenido dificultad al intentar abrir un pequeño mercado en las calles Harrison y 23.
Los supermercados que miden 5,000 pies cuadrados o más, como Fresh & Easy, están exentos de la moratoria, precisó. El mercado de Milgrom es más pequeño y por lo tanto recae en la prohibición. Uno de los propietarios de Valencia Whole Foods declaró que su local se ha topado con el mismo problema.
“¿Por qué apoyamos esto?” preguntó. “Necesitamos más mercados que alimenten a nuestras familias, y ofrecer una comida completa es también ofrecer vino y cerveza”.
Muchos propietarios de negocios argumentaron que se debería permitir la transferencia de licencias.
Jaime Maldonado, propietario de La Victoria Bakery, quiere ofrecer alcohol. Su esposa es propietaria de un bar en otro barrio y le gustaría transferir la licencia, pero la prohibición se lo dificulta.
“Estamos tratando de movernos en una nueva dirección. Queremos un lounge latino y una barra de café”, dijo.
Elixir desea expandirse. Shea Shawson declaró que el propietario desea abrir un lounge a lado de su negocio pero que no lo ha podido hacer debido a las restricciones.
Actualmente, la moratoria no le permite a un negocio con una licencia de alcohol que la transfiera dentro o fuera de un barrio. No obstante, si un propietario de negocio abre un “restaurante bona fide” —lo que significa que el 50 por ciento de las ventas son por comida— entonces está exento.
Erick Arguello, presidente de la Asociación de Comerciantes y Vecinos del Corredor Inferior de la Calle 24, también desea que se permitan las transferencias.
“Hay bastante allá fuera”, dijo sobre la disponibilidad de alcohol en el barrio. Está preocupado por el número de personas que están embriagadas en la calle 24. Las organizaciones que le ayudan a la gente con la adicción al alcohol están llenas, precisó.
Si la ley se cambia en lo más mínimo, dijo Arguello, debería hacerse para permitir las transferencias dentro del distrito.
Campos estuvo de acuerdo: “no creo que se deba eliminar [la moratoria]”, dijo, “pero sí creo que hay un punto neutro, en especial con las transferencias”.
Para algunos en el público, el debate era más sobre el cambio en el barrio que la cantidad disponible de alcohol.
“Existe una esencia del aburguesamiento del que no estamos hablando aquí”, dijo un señor.
“No queremos que haya más restaurantes elegantes y locales elegantes de quesos. Dicen estar asistiendo a la comunidad, pero ¿a qué comunidad están asistiendo aquí? No a la nuestra”.
“No se trata de los blancos contra los hispanos”, dijo otro señor. “La pregunta es: ¿qué podemos hacer todos? Tal vez se trata de trabajar un poco más en conjunto”.
Hasta el momento no se han agendado más reuniones, pero Mission Local lo hará del conocimiento del público si es que se anuncia alguna.
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