“Algo malo pasa con el Internet”, dije mientras reiniciaba mi computadora y seguía viendo que avanzaba a menos de 1Mbps de descarga y alrededor de .65Mbps de carga.

Estábamos cansados de preguntar “¿cuándo va a bajar la página?”. Pedí ayuda técnica a mi proveedor de servicio de Internet (ISP). Los técnicos fueron muy amables y por encima de todo, alegres. Revisaron las líneas. Dos veces, mi llamada subió los peldaños de la cadena de mando hasta que el diagnóstico fue “bueno, parece ser que su módem/router ya no funciona”.

Ya tenía más de un año —se había pasado la garantía— decidió la última autoridad y después sugirió que fuera a Best Buy “y me asegurara de que el módem fuera compatible con nuestro servicio”.

Estaba seguro de que el nuevo dispositivo me pondría de vuelta en el juego y que speedtest.net me mostraría los prometidos 3Mbps de descarga y 1Mbps de carga, lo cual haría que la velocidad fuera ligeramente más lenta que Trinidad.

Al reiniciar la computadora volví al mismo pantano de soporte técnico por teléfono para que me terminaran diciendo “bueno, es muy posible que el problema sea nuestro. Si las cosas no mejoran en unos días, por favor vuelva a llamar y use este identificador numérico”. Las cosas mejoraron, pero no eran tan buenas como lo son en Tajikistán (no, en serio). 

Comencé a buscar a un nuevo proveedor de servicio y me sorprendí de cuántos servicios hacen las mismas promesas y tienen los mismo paquetes. Leí un artículo en Mission Loc@l sobre estos dos tipos y su mona compañía Monkey Brains. Acababan de añadir Internet inalámbrico al servicio CoLo que ofrecen en la Misión.

¿Qué podía perder? Su sitio en línea explicaba cómo entrar a la fila de instalación, pero también indicaba cuidadosamente que Alex Menéndez (cofundador de la compañía junto con Rudy Rucker en 1998), estaba en su luna de miel y que por lo tanto las instalaciones se retrasarían una semana más o menos. Llamé a mi número de la suerte: 415-974-1313. La contestadora anunciaba: “MonkeyBrains Worldwide”. Supe que había encontrado a mi gente.

Anders llegó a hacer la instalación en su bicicleta con un pequeño remolque. Salimos disparados a la azotea y atoramos una pequeña antena a uno de esos ductos de ventilación. Lo dirigió hacia “la casa verde que está allá”. El CAT5 fue amarrado cuidadosamente mientras bajaba hacia el interior del edificio por el pasaje del comerciante. Ahí fue en donde había quitado un CAT5 por cada una de las cinco unidades en nuestro edificio.

Anders fue por una pequeña caja a prueba de agua que sacó de su remolque en donde tenía un interruptor Ethernet de ocho puertos. El inyector POE fue instalado en mi departamento. Todo fue electrificado y el edificio completo estaba enchufado al interruptor. La instalación estaba completa. No había dispositivos patentados —era evidente que la pequeña caja UNIX adentro de la antena vertía la diversión de la que todos bebíamos. 

Nuestra velocidad llegaba a 29Mbps de descarga y 18Mbps de carga, mucho más rápido que cualquier otro servicio de cualquier otro proveedor, sin importar el paquete o promoción.

Le pregunté a Rucker, uno de los fundadores, qué tipo de paquetes residenciales ofrece MonkeyBrains. “Es sencillo”, dijo, “Use al chango, pague por el chango y si no le gusta el chango, gracias por venir”. Después nos informó que los primeros meses serían gratuitos en lo que mejoraban el sistema. “Si tienen algún problema, llámennos. Si no contestamos de inmediato, es muy posible que lo estemos arreglando”. Tenía razón y, no lo podía creer. MonkeyBrains es sencillo, directo y súper rápido.

Desde que comenzamos a usar el servicio hace un año y medio, la calidad y confiabilidad no ha dejado de mejorar. Por ejemplo, nuestra velocidad de transferencia se ha alentado a medida de que más usuarios atraviesan el mismo camino hacia nuestro punto de acceso. La conexión se alentaba sobre todo por las noches. Por cierto, los precios eran cuatro veces más que mi otro proveedor.

Poco después, los muchachos de MonkeyBrains querían acceso a la azotea para instalar nuevo equipo. La velocidad aumentó a niveles mucho más rápidos que nunca antes. La actualización más reciente, por la cual pagamos dinero adicional, ofrece unos increíbles 92Mbps de descarga y 75Mbps de carga.

Incluso cuando nuestra comunidad está en completo uso, las velocidades son de 75Mbps de descarga y 64Mps de carga, con un ping de 2-4ms. El líder mundial es Japón, con velocidades promedio de 61Mbps a un costo de $.27/Mbps. Para nosotros, MonkeyBrains está en un promedio de 80Mbps, dividido entre $35/mes —unos $.44/Mbps muy competitivos. El costo promedio para los Estados Unidos es de $3.33/Mbps, con una velocidad promedio de 4.8Mbps.

La velocidad de Internet cambia bastante, pero sólo basta decir que nuestras antiguas velocidades, las cuales eran más lentas que Jamaica, estaban lejos de estar ocupadas.

Igual de fenomenal es la velocidad con la que el rendimiento del hardware ha mejorado. Actualmente usamos un láser infrarrojo multiplexado de cuatro para atravesar la fibra. Compartimos los costos adicionales de instalación con MonkeyBrains. La primer regla práctica que tienen es: hazlo. Si no lo puedes hacer, cómpralo usado, pero completamente renovado. Si eso no funciona, encuentra alguna oferta en la última tecnología, en beta si es posible.

El nuevo enlace de láser es la versión menor y sólo cede 100Mbps. El que le sigue arroja un rendimiento de gigabytes. El que tenemos supera fácilmente a mi router inalámbrico mientras que al mismo tiempo ofrece otros cuatro puntos de acceso en la Misión. Además, me encanta la precisión del láser. Cuatro rayos del grosor de un lápiz, pero de luz invisible conectan al láser a nuestro nodo de fibra óptica. La precisión de los rayos es tan buena que las dos unidades se rastrean automáticamente para compensar cosas como la deformación a causa del calor.

La ultima herramienta en el kit de herramientas de MonkeyBrains es una antena de 60Ghz de “fibra por el aire” de Athena Wireless. Es de casi 8 pulgadas cuadradas y es capaz de dar un rendimiento de gigabits. Es lo mejor que se puede tener, a menos que tenga fibra óptica en la casa. Sí, lo adivinó, MonkeyBrains está pidiéndole a la ciudad que le de permiso para microimpermeabilizar con fibra óptica las casas en la Misión.

Igual de increíble es el hecho de que todas las cosas en nuestra azotea (el láser vinculado a la fibra, un respaldo amplio de banda ancha de radio, APC y cuatro enlaces a otros puntos de acceso en el sur de la comunidad de la Misión) usan en conjunto menos electricidad que un foco de luz de 150 Watts. El ahorro de energía proviene de dispositivos muy sensibles de baja potencia. Cada uno debe tener una vista limpia de su contraparte. Dicho requisito permite que la señal sea suave, ya que el lóbulo no puede penetrar funcionalmente los muros, azoteas o vegetación. La antena codifica la señal, la que a su vez vuelve a codificarse cuando el router de cada unidad distribuye la fuente.

Entre todo este maravilloso asunto técnico se encuentra el más agradable modelo de negocios nunca antes visto. Es posible que MonkeyBrains sea un precursor del futuro. Imagínese pagar por un servicio sin ningún plan confuso, paquete o contratos complejos.

Considere, si lo desea, que esta compañía no ha tomado ni un centavo del gobierno ni capital de riesgo. MonkeyBrains logra su magia con un equipo de cuatro personas. Además, ha favorecido el dinero en efectivo desde el primer día y cobra precios excepcionalmente competitivos. Nadie de los que trabajan ahí está sujeto a la nueva propuesta fiscal del presidente, pero todo mundo se divierte más de lo que nunca antes hubieran imaginado.

Cuando terminé este artículo, le pedí a Rucker, el fundador de MonkeyBrains, que la revisara. Le dije que no quería poner al descubierto ningún detalle competitivo o secreto técnico. “No se preocupe”, contestó, “porque no competimos ni tenemos secretos”. Es posible que esta monada sea simple y sencillamente un buen negocio.

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Andrea hails from Mexico City and lives in the Mission where she works as a community interpreter. She has been involved with Mission Local since 2009 working as a translator and reporter.

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