El sospechoso de tres casos de agresión sexual se declaró no culpable el viernes por la mañana a las 26 acusaciones que se le impugnan. El acusado Frederick Dozier de 32 años de edad, quien tenía las manos esposadas en la espalda y quien miraba rápidamente al grupo de 10 amistades y familiares presentes en el tribunal, contestó “Sí”, cuando el Juez Gerardo Sandoval le preguntó si entendía que renunciaba a sus derechos a un juicio sin demora. No se dictó fianza y el procedimiento terminó en menos de 10 minutos.

Mientras tanto, los residentes de Bernal Dwellings, en donde Frederick Dozier fue detenido la semana pasada como sospechoso en tres casos de agresión sexual en el Distrito de la Misión, reaccionó esta semana con una mezcla de escándalo de que el sospechoso había estado en su medio y mostraron descontento de que su hogar se asocie con dichas agresiones. Dozier no era uno de nosotros, quisieron que supieran muchos residentes del complejo de vivienda de bajos ingresos.

“Él no vive aquí. Él no es parte esta comunidad”, dijo un hombre, quien como otros, se negó a dar su nombre. El hombre contestó que no con la cabeza, molesto de que la gente pensara que Dozier vivía en Bernal. “Él es sólo un visitante”, dijo y explicó que Dozier en realidad vive en Bayview y que se quedaba con una amistad aquí.

Dos personas, una de las cuales solía trabajar con Dozier, precisó que el sospechoso se quedaba con su novia que vive en Bernal Dwellings. Fue ahí donde la policía lo detuvo el 6 de enero a las 4:30 de la tarde. Dozier fue condenado el miércoles con 26 acusaciones de delito mayor.

Greg Goldman, su abogado de oficio, le dijo a Mission Loc@l el viernes por la mañana que a la defensa le tomaría meses analizar y examinar todas las pruebas en contra de Dozier, incluyendo las pruebas de ADN. Se llevará acabo un juicio de presentación de pruebas para asegurarse de que la defensa tiene todas las pruebas en contra de Dozier el 23 de febrero.

A principios de semana en los alrededores de Bernal, los residentes expresaron su alivio ante el arresto de Dozier pero no estaba claro por qué parecían sospechar del hombre del que algunos conocían.

“Me alegra que la policía lo haya agarrado”, dijo el hombre del área que solía trabajar con Dozier, “porque si no lo hubieran hecho, algo peor hubiera pasado. Hubiera estado muerto”.

El hombre, quien pidió permanecer anónimo, ha conocido a Dozier desde hace cinco años. Él dijo que Dozier parecía “una persona normal”.

“Es difícil que alguien diga algo de cualquier cosa” por aquí, dijo en referencia a la gente que se niega a hablar sobre la delincuencia en el barrio. Incluso así, muchos no dudaron en mostrar que desaprueban las supuestas acusaciones de Dozier.

“Nos está haciendo ver mal”, dio un hombre en voz alta al irse de la tienda de abarrotes de la esquina, quien puso las manos en alto y habló de los mismos sentimientos de otro hombre que dijo que el sospechoso sólo estaba aprovechándose de una amistad que habita en Bernal Dwellings.

La policía recibió docenas de pistas de residentes de la Misión, una de las cuales condujo finalmente a la detención de Dozier. Un hombre que estaba en la calle Folsom indicó que la información pudo haber provenido de alguien asociado con Bernal Dwellings.

“Creo que todo mundo sabía. Simplemente no querían creerlo”, dijo el hombre, quien no brindó pruebas concretas. Nadie quiere ser conocido como un soplón, dijo.

Muchos en Bernal y en el barrio circundante mostraron su desacuerdo — “Ah, ¿Fred?” — cuando se dieron cuenta del tema de conversación. El ex-colega precisó que nada le pareció raro de Dozier, con quien salía a tomar un trago de vez en cuando. “Él era una muy buena persona, no me malentienda —hasta que se enojó”.

Dozier parecía muy normal, dijo el hombre, quien agregó que aparentaba muy bien. No está claro qué precisamente condujo al arresto, pero la policía declaró que el caso también se basaba en las pruebas de ADN.

“Me siento herido, porque él ha estado cerca de mis hijas y así”, dijo el hombre. Al recordar algunos detalles de las recientes agresiones sexuales, agregó que “…y una mujer de 50 años de edad”, dijo y se detuvo un momento. “Esa podría haber sido mi madre”.

De las otras agresiones, dijo, “podría haber sido mi hija”.

La primer agresión sexual sucedió el 17 de junio de 2011; la segunda el 18 de noviembre. Los incidentes se hicieron más violentos con cada acto. En la tercer agresión, del 8 de diciembre que sucedió cerca de la calle 24 y Fair Oaks, el agresor supuestamente asfixió a la víctima hasta que quedó inconciente. Cuando la víctima se despertó, vio que al atacante la estaba agrediendo, la golpeó y azotó su cara en la acera antes de huir con su bolso, según la policía.

“Creo que todo mundo se siente lastimado, en especial porque le hemos mostrado un gran aprecio”, dijo el hombre. Otros que pasan su tiempo en la calle Folsom expresaron menos cariño y más desaprobación.

“No me quedo con las ganas de decir nada. Seré honesto. Estamos contentos de que la policía lo haya agarrado”, dijo el ex-colega y agregó que el sentimiento era compartido.

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Andrea hails from Mexico City and lives in the Mission where she works as a community interpreter. She has been involved with Mission Local since 2009 working as a translator and reporter.

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