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No son muchos los que pueden reclamar su residencia en el callejón Balmy, uno de los primeros lugares de la Misión en llenarse de murales a partir de finales de los años setenta. Y aún menos pueden atribuirse el mérito de uno de los murales que bordean el callejón.
Lucía González Ippolito, de 35 años, puede poner las dos cosas en su currículum. Ahora, también puede atribuirse el mérito de una celebración comunitaria en su segundo año: Lover’s Lane, un festival abierto de comida, arte y juegos que durará todo el día y tendrá lugar el sábado 11 de febrero de la 12 a las 6 de la tarde. González Ippolito fijó la fecha unos días antes de San Valentín como una forma de mostrar su amor a la Misión, su hogar de mucha de la vida. El evento es un esfuerzo conjunto entre ella y otros residentes de Balmy. “Dos de mis vecinos harán tacos”, explicó. “Y otra [va a] dejarnos usar su electricidad”.
Lovers Lane, dijo González Ippolito, es un sucesor espiritual de las fiestas y eventos vecinales que ella presenció en el callejón a lo largo de los años. “Crecí en Balmy… [Me inspiró] Brooke Oliver, la principal artista-abogada de la Misión. Ella hacía eventos en el callejón en su día”.
“Aprendí un poco de [Oliver], pero también simplemente por crecer aquí y hacer fiestas en mi garaje”, dijo. “He estado haciendo eventos en el callejón durante varios años y están empezando a crecer”.
González Ippolito sigue viviendo en la casa en la que creció con sus padres y hermanos. La muralista dice que ha aprendido mucho del sentido del humor y la sátira de su padre -que trabajó como caricaturista en un periódico- y de su mentora, la conocida muralista Juana Alicia Ariza.
En colaboración con su padre Tirso Araiza, creó en 2012 “Mission Makeover Mural”, un comentario visual sobre el aburguesamiento que llena el lienzo de la puerta del garaje de sus vecinos. La disposición del garaje de doble puerta enmarca el mural, con una puerta que representa la Misión como solía ser y la otra cómo es hoy. “He sido testigo de los cambios en este barrio”, afirma González Ippolito. “Al crecer en Balmy, cuatro de mis amigos fueron desalojados en 2012, así que realmente quería hacer un mural sobre la gentrificación”.

González Ippolito dijo que el arte de su padre y las enseñanzas políticas de su madre contribuyeron a su mural en Balmy, que se encuentra justo enfrente del callejón de su propia casa. Su madre influyó en muchas de las opiniones políticas reflejadas en el mural, mientras que su padre contribuyó directamente a su creación. “Se me ocurrió un diseño [y incorporé la imagen de mi padre] de Adán y Eva siendo expulsados del jardín del Edén”, dijo.
González Ippolito y su padre empezaron a trabajar solos en el mural, pero encontraron ayuda de fuentes sorprendentes. “Un tipo de Puerto Rico estaba sentado allí un día, mirándonos. Empezamos a hablar con él y nos dijo que era pintor. Le invitamos a venir a pintar y [acabó haciendo] muchos de los retratos… [el mural] se convirtió en un proyecto comunitario”.