Foodline Jan 31
La fila para la comida fuera de la YMCA de la Misión, 31 de enero. Photo por Joe Eskenazi

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“Sé cómo llegar a fin de mes”, asegura Erica Patton, nativa de San Francisco. “Sé comprar cosas que duren”. Es una habilidad que Patton, de 42 años y residente en Bayview, desearía no tener que desempolvar.

Pero con unos 70.000 hogares de San Francisco -que constituyen alrededor de 100.000 personas- a punto de ver recortadas drásticamente sus prestaciones alimentarias de CalFresh el mes que viene, sí que tiene que hacerlo.

El nuevo Congreso de Estados Unidos ha optado por no renovar los aumentos de las prestaciones alimentarias de la época de la pandemia, que expirarán el mes que viene, y, en abril, familias como la de Patton notarán una fuerte pérdida de recursos. La Agencia de Servicios Humanos de San Francisco calcula que la familia media de San Francisco que tenga derecho a CalFresh recibirá 160 dólares menos al mes, lo que supone un recorte de unos 11 millones de dólares al mes sólo en la ciudad.

En los primeros días de la pandemia, tanto las prestaciones mínimas como las máximas de CalFresh aumentaron significativamente; el mínimo de 23 dólares por casa se cuadruplicó aproximadamente. En abril, muchas familias de San Francisco volverán a recibir sólo 23 dólares al mes.

Esta puede ser la consecuencia gubernamental más acuciante de la expiración de las medidas de emergencia covid federales y estatales. En San Francisco, se ha puesto fin a más de 100 órdenes de la alcaldía dictadas durante esos estados de emergencia.

“Odio que se vaya. La necesito. Pero que Dios bendiga a los Estados Unidos por habérnoslo dado”, dice Patricia Carr refiriéndose a las prestaciones adicionales de CalFresh. Esta mujer de 73 años, diabética y en silla de ruedas, necesita una dieta especial. Ahora no está claro que vaya a recibirla.

“Va a ser mucho menos” dinero, dice Carr, que vive en una vivienda de bajos ingresos en Valencia y la calle 14. “Con CalFresh, compraba alimentos que podía cocinarme, o comidas precocinadas que sólo tenía que meter en el microondas. Pero si tienen que recortar, que así sea”.

Gráfico de Chuqin Jiang.

Se espera que la precipitada caída de los fondos de CalFresh cree un efecto cascada. Los residentes de la zona hambrientos acudirán a las despensas de alimentos en mayor número, en un momento en que las despensas de alimentos están luchando con una pérdida significativa de poder adquisitivo debido a la inflación y el mayor coste de los alimentos.

“Esperamos que las líneas de alimentos se tripliquen cuando esto entre en efecto”, dijo Tracy Brown Gallardo, presidenta del comité de salud de la Latino Task Force. Roberto Hernández, del LTF, añade que los huevos alcanzan ahora los 10 dólares la docena.

La ciudad, que se enfrenta a un déficit presupuestario inminente de unos 750 millones de dólares, no está necesariamente en condiciones de compensar los recortes del gobierno federal y aumentar los contratos para los proveedores de alimentos.

Las prestaciones de CalFresh, que dependen del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, no se proporcionan a las familias hambrientas por mero altruismo o empatía. También funcionan como un subsidio de facto para las tiendas de comestibles y los productores agrícolas. Y con menos dinero en manos de los consumidores, las tiendas de la zona también van a sufrir las consecuencias.

“Muchos de mis clientes dependen de esto”, afirma Ishmael Ahmed, director del supermercado Evergreen, en Mission Street, entre las calles 21 y 22. “Esto no es bueno. Sin duda me va a costar”.

No es el único. El personal del cercano Mi Ranchito en Mission cerca de la calle 18 estimó que 100 personas al día usan CalFresh en la tienda: “Va a ser menos para todos, no sólo menos para nosotros”.

“Esperamos que las líneas de comida se tripliquen cuando esto entre en efecto”.

-TRACY BROWN GALLARDO, PRESIDENTA DEL COMITÉ DE SALUD DEL GRUPO DE TRABAJO LATINO.

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Geoffrea Morris, una activista por la justicia alimentaria del sureste de la ciudad, predijo otra consecuencia grave del recorte de las prestaciones de CalFresh. Sin dinero en mano para comprar alimentos saludables en los mercados de la zona, prevé que habrá más gente que intente sacar el máximo partido a su dinero comprando alimentos menos nutritivos.

“Con estos recortes, la opción de comprar alimentos ricos en nutrientes queda descartada, y lugares como McDonald’s venden comida barata”, dice. “Veremos cómo nuestra población enferma cada vez más. Es una tragedia: La inflación está golpeando a las familias en el momento más duro, y el gobierno está retrocediendo cuando debería dar más o hacerlo permanente.”

La cola para la despensa del Banco de Alimentos San Francisco-Marin el 5 de mayo de 2020. La fila comenzó en la calle Dolores y rodeó la calle 18 hasta el final de la cuadra. Foto de Lydia Chávez.

Para Erica Patton, que tiene tres hijos en edad de crecimiento en casa, son tiempos estresantes. “El precio de todo está subiendo”, dice, “pero los salarios no suben”.

“Gracias a Dios estoy trabajando”, continúa. “Sólo voy a tener que priorizar y asegurarme de que estoy calculando bien el dinero para poder cubrir las necesidades, como la carne y los huevos. A mis hijos les encantan los huevos”.

No va a ser fácil. El dinero extra para comida ayudó mucho. Pero ahora eso se acabó.

“Tendrías algo que poner en la refrigerador”, dice, “frente a tener la refrigerador vacía y tener que esperar hasta que te paguen”.

Información adicional de Lydia Chávez, Annika Hom, Chuqin Jiang y Yujie Zhou.

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Managing Editor/Columnist. Joe was born in San Francisco, raised in the Bay Area, and attended U.C. Berkeley. He never left.

“Your humble narrator” was a writer and columnist for SF Weekly from 2007 to 2015, and a senior editor at San Francisco Magazine from 2015 to 2017. You may also have read his work in the Guardian (U.S. and U.K.); San Francisco Public Press; San Francisco Chronicle; San Francisco Examiner; Dallas Morning News; and elsewhere.

He resides in the Excelsior with his wife and three (!) kids, 4.3 miles from his birthplace and 5,474 from hers.

The Northern California branch of the Society of Professional Journalists named Eskenazi the 2019 Journalist of the Year.

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