Escuche este artículo en español al hacer clic en este enlace. Este artículo se publicó por primera vez en inglés el 21 de abril (English version) aquí.
Maestros y padres de estudiantes que asisten a la Escuela Secundaria Everett han decidido expresarse en contra de una administración que, afirman ellos, no apoya a los estudiantes y no informa sobre problemas graves en la escuela. Varios maestros dicen que los estudiantes los han agredido y han sido reprendidos por haber hablado de lo sucedido.
Dheyanira Calahorrano, quien es madre de un estudiante en séptimo grado dijo que su hijo le afirma no hacer nada en varias clases en las que a menudo el maestro es un suplente. Durante meses, en la clase de educación física, por ejemplo, los estudiantes casi siempre ven un video en la cafetería, dijo.
Debido a la deficiente vigilancia, o maestros sustitutos sin mando, los maestros y padres dicen que los estudiantes deambulan por los pasillos y entran y salen de otras aulas, y, con frecuencia hay peleas entre estudiantes y, en varias ocasiones, con los maestros. Calahorrano dijo que, a menudo, la administración no le notificó de incidentes violentos.
“El profesor de ciencias estuvo fuera por cuatro meses y yo ni lo sabía”, dijo. “La directora nunca nos dijo eso”. Resultó ser que lo mismo sucedía en tres de las otras clases de su hijo. Su hijo, aburrido, se quejaba y pedía transferirse a una mejor escuela.
Más que por lo académico, dijo Olga Reyes, le preocupa la seguridad de sus dos hijos que están en sexto grado cuando los envíe a Everett. Con las noticias sobre la violencia y clases demasiado grandes debido a la ausencia de maestros, Reyes dijo temer por sus hijos, y que ellos también temen por ellos.
“De hecho, mi hija me dijo ayer, ‘Mami, me fui y el maestro sustituto no se dio cuenta’”, dijo Reyes. “Eso me preocupa como mamá, porque la expectativa es que mis hijos estén en el salón de clases aprendiendo y no tratando de salirse del salón, ¿no?”.
Reyes dijo que cuatro de los maestros de sus hijos se fueron durante este año escolar y que las amistades de sus hijos se están transfiriendo a otras escuelas.
Reyes dijo que no quiere dejar la escuela ni enviar a sus hijos a una escuela al otro lado de la ciudad; lo que quiere es que sus hijos tengan un espacio seguro y una educación digna. Además, como hablante monolingüe de español, desea tener la capacidad de comunicarse con la administración.
Everett es un 70 por ciento latino; ofrece un programa de inmersión en el que muchos que no hablan inglés. Sin embargo, Reyes dijo que la directora, Esther Fensel, no habla español.
Por eso, dijo Reyes, no se realizan juntas para padres para hablar de los problemas de la escuela con la directora, lo que genera frustración entre las familias latinx. La mayor parte de los maestros tampoco hablan español, por lo que Calahorrano dijo que su hijo termina traduciendo lo que el maestro le dice a su compañero hispanohablante.
Tanto Reyes como Calahorrano dijeron haberse comunicado con el distrito y recibieron respuestas mínimas, si es que alguna.
No solo los padres están hartos: el profesor de música Ethan Walker acaba de renunciar esta semana. Comenzó en febrero, asumiendo el cargo que estuvo vacante un mes.
Dijo que los estudiantes lo golpearon en frente de sus clases, lo que lo llevó a usar un traje de ciclista acolchonado para trabajar. También dijo que recibió una amenaza con un arma y que el mismo estudiante que lo amenazó lo siguió después de la escuela.
“Toda la escuela está bajo una política de desescalamiento, así que no importa lo que pase, a ninguno de los niños se les grita o se les dice que deben hacer algo o que serán suspendidos”, dijo Walker.
Aunque Walker dijo que en principio estaba de acuerdo con la política de justicia restaurativa, también dijo que cuando las situaciones se volvían violentas o peligrosas, se necesitaban soluciones mayores.
En cambio, la dirección a menudo trató de culparlo, dijo Walker. En lugar de denunciar las agresiones o permitirle contactar a la policía, “encubrieron lo sucedido por completo”, dijo Walker, y evitaron denunciar la agresión como motivo para la suspensión temporal de un estudiante.
Walker dijo que se le prohibió denunciar incidentes violentos a la policía.
Los problemas de comportamiento y la falta de apoyo hicieron que le resultara casi imposible poder dar clase de manera efectiva, especialmente en los primeros días cuando no se le permitía cerrar la puerta de su salón de clases debido a precauciones por el covid-19. Uno de los estudiantes que lo agredió era un estudiante que no conocía de otra clase, dijo Walker.
Después de dos meses en el trabajo, y habiéndose tomado hasta un día de descanso a la semana por estrés postraumático y ansiedad, Walker terminó por renunciar. “Estoy literalmente corriendo a mi próximo trabajo”, escribió en un correo electrónico a la comunidad de la escuela Everett.
El miércoles pasado, Fensel, la directora de Everett, anunció su renuncia efectiva al final del semestre. Cuando Mission Local llamó por teléfono a la línea principal de la escuela al día siguiente de esto, la persona que respondió se negó a comunicarnos con ella y colgó.
La portavoz del Distrito Escolar Unificado de San Francisco, Laura Dudnick, dijo estar al tanto de la renuncia de la directora, pero se negó a comentar sobre las acusaciones en este artículo.
“SFUSD se toma muy en serio cualquier informe de incidentes violentos y cuenta con políticas para investigar y responder cuando ocurre un incidente en las escuelas, incluida la escuela Everett”, escribió Dudnick en un comunicado. “El personal de la escuela es responsable de respetar la confidencialidad de los estudiantes y el personal. Por lo tanto, los administradores tienen una capacidad limitada para comunicar públicamente cualquier cosa que pueda identificar información personal sobre un estudiante o persona del personal”.
Walker especuló que la administración de la escuela Everett podría haber sido simplemente “joven e incompetente” o que estaba intentando obtener más fondos al mostrar un entorno en dificultades.
“Me dieron varios indicios de que no sabían lo que hacían. Entonces, cuando señalé el código de educación y el incumplimiento de contrato, me miraron sin comprender”, dijo Walker. “Mi corazón me dice que ellos creen que lo que están haciendo es lo correcto. Pero mostraron claros indicios de que están haciendo algo incorrecto”.
Yesi Castro-Mitchell, maestra de ciencias de la computación y directora del departamento se fue de Everett a principios de este año después de haber sido agredida gravemente; dijo creer que la administración evitaba informar incidentes por temor a que la escuela cerrara por bajo rendimiento o altas tasas de suspensión.
Al comienzo del año escolar, dijo, se instruyó a los maestros para que no documentaran oficialmente los incidentes que sucedían en el salón de clases. “En cambio, nos pidieron que enviáramos mensajes de texto en el chat de Google si algo iba mal”.
Cuando en el primer día de clases ella se estaba presentando a la clase, un estudiante se levantó y la golpeó tan fuerte que sufrió una conmoción cerebral, y ahora usa un audífono porque perdió el 75 por ciento de su audición.
Castro-Mitchell dijo que nadie le advirtió sobre las necesidades especiales o el historial de problemas de comportamiento del estudiante. Después del incidente, la animaron a terminar sus clases del día, y cuando la enfermera le dijo que tenía una conmoción cerebral, Castro-Mitchell dijo que la directora le restó importancia a lo sucedido.
Después, dijo que su médico denunció el incidente a la policía.
La escuela adoptó lo que Castro-Mitchell llama un enfoque teatral antirracista, con buenas intenciones, pero que no podía imaginarse que el distrito aprobara que la escuela no documente incidentes dañinos. El haberse ido de la escuela después de cinco años le rompió el corazón, dijo, pero después de la agresión y, dice, lo que ella dice como represalías contra ella por parte de la administración, Castro-Mitchell sintió que no tenía otra opción.
Cuando Castro-Mitchell presionó para que sacaran al estudiante de un salón en el que se impartiría un taller en el que habría armas potenciales como taladros y sierras, además de haber terminado por buscar trabajo en otros lados, la directora la amenazó con denunciarla y quitarle su credencial de maestra.
“El día que me fui había ocho maestros fuera, casi un tercio de los maestros”, dijo Walker a Mission Local. El miércoles, el día en que la directora anunció su renuncia, una maestra de Everett publicó en las redes sociales que 13 maestros estaban fuera ese día.
Después del aprendizaje a distancia durante dos años de pandemia y los problemas académicos y de comportamiento que resultaron, muchas escuelas del Distrito Escolar Unificado de San Francisco enfrentan una escasez de personal similar. Sin embargo, los padres, madres y maestros están de acuerdo en que la situación en Everett está a otro nivel.
Dheyanira Calahorrano, madre de un estudiante, dijo que cuando los compañeros de clase de su hijo de séptimo grado faltan a clase, ella le dice: “Sí, por favor salte, porque estás más seguro afuera que en el salón”.
Cuando hay un maestro suplente o no hay maestro, como sucede la mayor parte del tiempo en las clases de música y educación física de su hijo, Calahorrano decide entonces llevarse a su hijo de la escuela.
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I can only pick out some very basic concepts (although more than I thought my high school Spanish would allow) and I really want to know what’s going on. Please translate this article into English.
Thanks, Sean. There’s a link to the prior, English-language version right at the top.
Yours,
JE
Is really sad read this news .. but Iam believe is really true the students in this school is very violent.. no respect nothing .. please parents learn respect to you don or daughter.. thnks