Data map from the SF Covid Tracker shows cases per 10,000 residents dramatically higher in the southeastern part of the city. Source DPH.

Los latinx, que representan el 50% de los casos de covid en la ciudad, únicamente representan el 9% de las pruebas de detección realizadas

Seguiremos “basándonos en los datos y la ciencia” para tomar decisiones, es algo que suele decir el Dr. Grant Colfax, Director de Salud Pública. Suena bien – hasta que se consultan los datos y la ciencia.

Además, si usted pertenece a la población de latinx de la ciudad o vive en el sureste de San Francisco, donde la prevalencia del coronavirus es mayor, es posible que se pregunte por qué el Departamento de Salud Pública no les ha prestado la suficiente atención. Y si vive en otra parte de San Francisco, podría preguntarse por qué Colfax no se centra en las áreas más afectadas para poder reducir la cantidad de casos en la ciudad y permitir que la vida vuelva a la normalidad.

Actualmente, la ciudad está en el territorio con “alerta máxima” de la lista de vigilancia de Covid de California, con alrededor de 53 casos nuevos por día. Los residentes latinx – solo el 15 por ciento de la población– representan al menos la mitad de esos casos. Si reducimos sus casos a la mitad, bajaríamos a 40 casos por día; si los reducimos en un 75 por ciento, llegaríamos a 33 casos por día, una tasa que nos sacaría de la alerta alta y nos situaría por debajo de donde estábamos a mediados de julio, antes de que la reapertura fuera interrumpida. La tasa de positividad en las pruebas de la ciudad es ahora de alrededor del 2.1 por ciento. Lo que reduciría las infecciones en las áreas y poblaciones más afectadas, donde las tasas de positividad van del 6 al 12 por ciento, y esa cifra podría acercarse a las tasas de 1 por ciento, como se está observando en Nueva York.

La situación nos recuerda a la Ley Sutton, llamada así en nombre de Willie Sutton, quien, de forma apócrifa, explicó que robaba bancos porque “ahí es donde está el dinero”. La Ley Sutton, que se les enseña a los estudiantes de medicina, les instruía a realizar primero pruebas que confirmaran el diagnóstico más obvio en lugar de buscar el menos evidente.

O, como dijo Jon Jacobo, quien está en el comité de salud del Grupo de Trabajo Latino y dirige un sitio de pruebas una vez a la semana en el número 701 de la calle Alabama, “¿Por qué no te mudarías a los barrios con las tasas más altas de infección?”

Pero esto no es lo que está sucediendo.

A pesar de que representan la mitad de los casos de Covid-19 de la ciudad, los residentes latinx representan solo el 9 por ciento de las casi medio millón de pruebas que la ciudad ha informado desde enero, periodo en que la ciudad comenzó a hacer pruebas de Covid.

(Actualización: La Supervisora de Distrito, Hillary Ronen, convocará para que se celebren audiencias sobre la respuesta del Departamento de Salud Pública en la comunidad latina).

La UCSF ofrece un modelo

Cada vez más, la disparidad en las pruebas se ha vuelto un tema de discusión – y de debate. El miércoles, la investigadora de la UCSF, Dra. Diane Havlir, quien trabaja en el Hospital General de San Francisco y ha colaborado con el Grupo de Trabajo Latino en varios estudios sobre pruebas en el Distrito de la Misión, participó en la discusión del Club de la mancomunidad de San Francisco (Commonwealth Club).

Havlir explicó la trayectoria del virus. Al principio, dijo, “los contagios se habían distribuido en varias demografías, pero en poco tiempo, se comenzó a ver realmente quienes necesitan salir para trabajar”.

Muchas de estas personas, según descubrieron Havlir y su equipo, eran trabajadores latinx de bajos ingresos que a menudo regresaban a sus hogares donde viven en condiciones de hacinamiento e inadvertidamente promovieron la progresión del virus.

Los investigadores de la UCSF se dieron cuenta de esto en abril, cuando gracias a una colaboración con el Equipo de Trabajo Latino se realizaron pruebas a más de 4,000 personas en la Misión.

Esos resultados fueron ampliamente publicados, y después de unos meses, Colfax y el Departamento de Salud Pública comenzaron a ofrecer algunas pruebas en la Misión y en el sureste de la ciudad.

Según la ciencia y los datos esto no es suficiente.

En julio, Havlir y su equipo volvieron al barrio de la Misión y volvieron a colaborar con el Equipo  de Trabajo Latino para realizar un estudio de pruebas durante tres semanas en la estación del BART de la calle 24. (Volverán el lunes para hacer más pruebas en la estación de BART de la calle 16 en un horario de 9 a.m. a 2 p.m.)

Los investigadores identificaron una tasa de positividad del 9 por ciento en las pruebas de la estación de BART de la calle 24. “Es impactante”, dijo Havlir el miércoles. “Y es completamente inaceptable, porque sabíamos en abril qué poblaciones estaban siendo afectadas”.

Havlir y otros han argumentado por mucho tiempo que la ciudad necesita ofrecer más pruebas de fácil acceso en la Misión y el Sureste. Su definición de fácil acceso no solo se refiere a la accesibilidad física y a los resultados rápidos, sino que, si alguien da positivo, debe haber los recursos para ayudarles a estar en cuarentena – darles una habitación de hotel si es necesario – comida, insumos de limpieza y ayuda financiera.

Havlir dijo el miércoles que la ciudad no tiene por qué hacer pruebas a todas las personas, sino que deben ser “inteligente” y hacer pruebas “en las poblaciones más afectadas y luego atender la situación”. Así que no solo estamos documentando el problema, estamos documentando y estamos dando una solución al problema”.

En un correo electrónico, Havlir escribió: “Necesitamos acelerar la estrategia de “realizar pruebas y atender el resultado”, o realizar pruebas que se adapten para llegar a las poblaciones más afectadas de la ciudad”. Añadió que en la estación de pruebas de la calle 16 del BART que abrirá el lunes, el proyecto “será ver si podemos reducir el tiempo desde que inician los síntomas hasta el aislamiento educando a las personas, y obtener los resultados lo más rápido posible para los usuarios”.

Los investigadores de la UCSF han logrado entablar conversaciones con el departamento de salud para discutir acerca de que se hagan más pruebas en las comunidades afectadas. Después de publicar sus resultados del estudio en el BART, la Dra. Kirsten Bibbins-Domingo, vicedecana de salud poblacional y equidad en salud de UCSF, dijo: “En general, San Francisco realiza un alto número de pruebas, pero varios académicos han propuesto al gobierno de la ciudad que supervisen los datos más cuidadosamente y se comprometan a que haya aún más pruebas disponibles en las áreas donde la transmisión es alta, incluyendo la Misión”.

En términos generales, esto no ha ocurrido.

Aunque este verano, el gobierno de la ciudad aumentó los lugares temporales para realizar pruebas en el sureste, y hoy la alcaldesa London Breed tiene previsto abrir un nuevo sitio en las afueras de la Misión, lo cierto es que las pruebas de la ciudad en las comunidades afectadas siguen siendo dramáticamente más bajas que en otros lugares.

Los lugares temporales para realizar pruebas funcionan de uno a tres días a la semana, en comparación con el servicio diario que se presta en el Embarcadero o el servicio de cinco días a la semana en SoMa. Incluso las clínicas vecinales ofrecen menos horas, o “capacidad limitada” como lo advierte el sitio web del gobierno de la ciudad cuando se ingresa la opción local.

Además, una vez que se aprueba un lugar temporal para pruebas, los defensores comunitarios tienen que luchar para conseguir los recursos y, en algunos casos, contribuyen con su propio dinero para lograr que los sitios funcionen.

 Las cifras

Finalmente, el gobierno de la ciudad cedió en julio y ofreció al Equipo de Trabajo Latino 100 pruebas para un centro de pruebas una vez a la semana en el 701 de la calle Alabama, Valerie Tulier-Laiwa y Jon Jacobo del Equipo de Trabajo Latino lucharon para exigir más pruebas. Ahora, en el centro se realizan pruebas a alrededor de 250 personas todos los jueves.

Hay otros barrios que han tenido los mismos problemas. Después de un brote que se dio en junio en la comunidad negra de Sunnydale, los defensores comunitarios tuvieron que aprovechar el poder médico y político del Dr. Kim Rhoads, profesor de epidemiología y bioestadística de la Universidad de California en San Francisco, y la Dra. Monique LeSarre, directora ejecutiva de la Coalición Rafiki, un centro para la salud y el bienestar en Bayview. Y solo así fue que pudieron conseguir que el Departamento de Salud Pública les prestara atención. Ahora se realizan pruebas en Sunnydale dos días a la semana durante cuatro horas al día.

En total, se han realizado 1,996 pruebas en siete lugares temporales en las comunidades impactadas y 47 por ciento de las personas examinadas allí han sido latinx, según el departamento de salud. En cinco clínicas vecinales del sureste y la Misión, 23,270 personas se han hecho la prueba; 45 por ciento han sido latinx.

En las clínicas, la tasa de positividad para latinx ha sido de 21.5 por ciento, según el DPH.  La tasa para los demás es del 5.4 por ciento.

En comparación con los aproximadamente 25,000 residentes que se hicieron la prueba en las comunidades afectadas, se han realizado 176,031 pruebas en los centros de Embarcadero y SoMa de la ciudad, según el Departamento de Salud Pública.  El departamento de salud no nos dio las tasas de positividad, pero según una fuente estaba entre el 1 y el 2 por ciento.  El departamento de salud dijo que 17 por ciento de las personas examinadas en Embarcadero y SoMa eran latinx.

 Peter Khoury, científico de datos que vive en el Distrito de la Misión, comparó las cantidades de pruebas del centro del Equipo de Trabajo Latino (Latino Task Force Hub) de varios días recientes con las pruebas de otros lugares de San Francisco. Las pruebas en el sitio de la calle Alabama rutinariamente revelaron tasas de infección desproporcionadamente más altas.

“No están aprovechando de manera correcta los recursos de nuestra comunidad” fue la conclusión de Khoury.

El Departamento de Salud Pública rechazó las repetidas peticiones que se le hicieron para entrevista y sólo proporcionó datos parciales. La mayoría de los datos utilizados aquí son de organizaciones comunitarias, médicos y otras personas que asisten a una reunión semanal con el DPH. (Hemos actualizado esta publicación a continuación con algunas de las respuestas del Dr. Colfax).

Una de las diapositivas que el DPH muestra regularmente en estas reuniones muestra una lista de los tramos de censo más afectados. Mission Local usó estas listas y agregó cifras de la población para analizar la correlación entre la representación en la población y las tasas de positividad.

En casi todos los casos – no importa cuán pocos latinxs vivan en un vecindario – los residentes latinx representan la gran mayoría de los casos positivos. Tal como los investigadores y defensores comunitarios han señalado desde hace mucho tiempo: los residentes latinx están desproporcionadamente representados porque deben salir de casa para trabajar, poniéndose a sí mismos y a sus familias en mayor riesgo.

Entonces, ¿por qué el DPH ignora los datos y la ciencia que indican que hay que hacer más pruebas en los barrios afectados?

La gran concentración de casos en el sureste y en la Misión sugiere que podría ser necesario establecer un sitio grande para realizar pruebas y el departamento de salud dijo en una ficha informativa elaborada para Mission Local que, de hecho, está considerando trasladar el sitio de SoMa a la Misión. Pero esto todavía no ha ocurrido.

Además, nadie de las personas a quienes pregunté en la Misión se ha enterado de que se esté considerando esto, aunque sí sugirieron dónde podría hacerse: en el Parque de Los Niños y Garfield Park, los dos sitios utilizados con éxito en abril por la UCSF y el Grupo de Trabajo Latino.

No está claro por qué el departamento de salud no ha aprovechado al máximo la estrategia que fijaron la UCSF y el Equipo de Trabajo Latino en colaboración.

Esos estudios no solo les proporcionaron los datos científicos, sino que les indica una forma de abordar el tema de la atención médica posterior con equipos de bienestar conformados por la comunidad.

“He visto a Grant Colfax en 10 ocasiones y estoy seguro que es un hombre que quiere busca el bienestar de la comunidad, pero veo que es pura burocracia y política”, dijo Santiago Lerma, auxiliar de la supervisora del Distrito 9, Hillary Ronen.

Lerma dijo que siente que el departamento de salud quiere seguir teniendo el control cuando que tendría más sentido delegar responsabilidades a organizaciones comunitarias que ya han demostrado que sus capacidades en cuanto al Covid. Utiliza el ejemplo de los 5 millones de dólares del presupuesto del DPH que se dieron para dar respuestas culturales en torno al Covid. “¿Dónde está ese dinero? No se ve reflejado en las calles”.

Hay más justificaciones realmente cínicas sobre la lenta respuesta del gobierno. La población más afectada, los trabajadores indocumentados latinx, no pueden votar. Y la urgencia de la situación se ha minimizado debido a la baja tasa de mortalidad de San Francisco –un resultado maravilloso en un año tan sombrío.

Cualquiera que sea la razón, es evidente cuál es la consecuencia de no enfocarse en las poblaciones afectadas, dijo Jacobo del Equipo de Trabajo Latino. La ciudad no estará segura hasta que las comunidades afectadas estén a salvo.

Grupos de bienestar

Ayer por la mañana, Tulier-Laiwa y Jacobo se preparaban para otro día de realizar pruebas. Cada semana, llegan muy temprano para asegurarse de que los voluntarios, analistas y residentes estén listos para el día. También deben lidiar con las distracciones semanales. Esta mañana, hay un par de ventanas rotas en el edificio donde se encuentra el Centro.

Tulier-Laiwa rápidamente lo resolvió haciendo una petición de fondos para poder arreglar las ventanas. Desde hace tiempo ha querido usar el modelo de bienestar ideado durante la colaboración de la UCSF en abril. Se trataba de llamadas inmediatas a cualquiera que diera positivo por Covid, se entregarían alimentos e insumos de limpieza, y se daría seguimiento y  ayuda financiera.

Sin embargo, después del estudio realizado en abril por la UCSF y el Equipo de Trabajo Latino, el DPH continuó con su propio modelo, en donde un funcionario de salud se pone en contacto con la persona que da positivo por Covid, le ofrece servicios y una caja de alimentos, y eso es todo, dijo Tulier-Laiwa.

Eso no es suficiente, comenta Tulier-Laiwa.

Esto lo sabe porque su grupo está viendo cuánta gente, que dado positivo, acude a sus filas para conseguir comida. Están pasando hambre. Esto ha hecho que sea escéptica con respecto de hacer más pruebas sin proporcionar primero la atención adecuada. “No estoy de acuerdo en que se hagan más pruebas, a menos que tengamos la capacidad de atender a los que dan positivo y ahora mismo no la tenemos”, dijo Tulier-Laiwa.

Desde el estudio realizado en abril que muestra la alta necesidad en cuanto a alimentos, ingresos y servicios, el Grupo de Trabajo Latino ha estado pidiendo al gobierno que financie grupos de bienestar locales. Comentan que hay reuniones con funcionarios de la ciudad donde las hojas de cálculo parecen mostrar lo mucho que el gobierno de la ciudad ya está haciendo; un punto que a menudo se hace es que se está gastando el dinero en los latinos que utilizan el Hospital General de San Francisco, pero no se indica que se vayan a dar más fondos en consecuencia.

En un correo electrónico, la Dra. Havlir escribió que los grupos de bienestar son fundamentales para la entrega de alimentos, de equipos de limpieza y de cubrebocas. La doctora tiene la esperanza de que el gobierno de la ciudad se beneficie de los grupos de bienestar. “Nuestros colaboradores del Grupo de Trabajo Latino han sido pioneros en este modelo, y los funcionarios de salud pública de la ciudad y del estado han mostrado mucho interés en su expansión para atender a poblaciones vulnerables”, escribió.

Aunque la oficina de la supervisora Ronen también apoya la idea de que haya grupos de bienestar, estos aún no se han concretado. Hasta ahora, el gobierno de la ciudad ha ayudado muy poco. Según Tulier-Laiwa, el centro de la calle Alabama no puede operar con voluntarios para siempre.  Dijo que, recientemente, la ciudad entregó 30,000 dólares para este centro, pero ya se ha gastado ese dinero. Un coordinador del sitio ha estado trabajando sin salario.

El Departamento de Salud Pública envía dos o tres trabajadores al Centro cada semana. Oscar Marcias e Isela Ford son dos trabajadores. Jacobo y Tulier-Laiwa agradecen esto, y dicen que Marcias y Ford podrían ser elementos esenciales en cualquier nuevo sistema con grupos de bienestar.

Y no es que el gobierno de la ciudad no esté gastando nada en la comunidad latina. Debido a que ha sido tan afectada, 46% de las personas que están usando las habitaciones de hotel para la cuarentena son latinx, según el departamento de salud. Además, debido a que los latinx representan muchos de los casos positivos, la ciudad ha tenido que contratar más rastreadores de contactos bilingües. De los 9.6 millones de dólares en nuevos gastos para el rastreo de contactos, 4.9 millones han sido asignados a la población latina.

Se acabó el dinero – rápidamente

Después de que el estudio de abril en la Misión mostrara la extrema necesidad que hay de ofrecer apoyo financiero a los trabajadores positivos por Covid que no pueden reemplazar sus salarios con otros programas estatales y federales, la alcaldesa London Breed aprobó $2 millones de dólares para la iniciativa Right to Recover.

Entregó a alrededor de 1,500 trabajadores positivos por Covid dos semanas de salario o $1,285 dólares. El dinero se acabó rápidamente, dijo Christopher Gil de la Agencia de Desarrollo Económico de la Misión, quien ayudó a distribuir los fondos. Se están llevando a cabo conversaciones con algunos grupos filantrópicos, pero la alcaldesa aún no ha reservado ningún fondo nuevo.

Lo que esto significa es que ya no es posible ofrecer ayuda financiera en los volantes donde se promueve que los trabajadores se hagan la prueba – incluso si son asintomáticos o tienen síntomas leves. Si se hace la prueba y resulta positivo – ya no podrá trabajar o reemplazar su salario. Esto desincentiva que se hagan la prueba, pero esa es la realidad – una realidad que afecta a todo San Francisco.

Como dijo Breed en una reciente conferencia de prensa, “Imagínense si todos pusiéramos de nuestra parte, si todos hiciéramos lo que nos toca, dónde estaríamos hoy. De eso se trata”. 

Actualización:

El día de hoy, el Dr. Colfax visitó las afueras de la Misión, y Juan Carlos Lara de Mission Local logró preguntarle acerca de la disparidad de las pruebas. (Se han ignorado todas las peticiones de entrevistas que hemos hecho repetidamente, pero sigue abierta mi petición para continuar la entrevista).

Mission Local: ¿Por qué la cantidad de pruebas que realiza el gobierno en la parte sureste sigue siendo extremadamente menor que en el resto de la ciudad?

Colfax: “Seguimos ampliando la capacidad de realizar pruebas”, y nos centraremos en la parte sureste de la ciudad “para llegar a la gente con mayor riesgo”. … Y este va a ser nuestro enfoque hoy, y este será nuestro enfoque en el futuro”.

Mission Local: ¿Qué obstáculos impiden que se realicen pruebas en el sureste de manera proporcional que en el resto de la ciudad?

Colfax: “Ahora, en la era de Covid-19 tenemos que hacer las cosas de manera diferente. Una innovación como esta, donde tenemos sitios temporales que pueden hacer 250 pruebas por día. Y la clave será aumentar la escala de eso. …y por ello, vamos a seguir ampliando las opciones para realizar pruebas, las opciones para que haya pruebas accesibles para las personas que viven en la parte sureste de la ciudad y esa expansión se llevará a cabo en los próximos dos meses”.  

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Founder/Executive Editor. I’ve been a Mission resident since 1998 and a professor emeritus at Berkeley’s J-school since 2019 when I retired. I got my start in newspapers at the Albuquerque Tribune in the city where I was born and raised. Like many local news outlets, The Tribune no longer exists. I left daily newspapers after working at The New York Times for the business, foreign and city desks. Lucky for all of us, it is still there.

As an old friend once pointed out, local has long been in my bones. My Master’s Project at Columbia, later published in New York Magazine, was on New York City’s experiment in community boards.

Right now I'm trying to figure out how you make that long-held interest in local news sustainable. The answer continues to elude me.

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