Traducción por: Anabelle Garay
A las 5:55 am el miércoles por la mañana, una mujer de poco más de 70 años ya estaba afuera de la estación BART de la calle 24 esperando una hora antes de que abriera el sitio temporal de pruebas de COVID-19.
“Llegué a tiempo”, dijo, señalando su lugar como la primera en la fila.
Como parte de su esfuerzo para llegar a más trabajadores de servicios esenciales, la UCSF, el Grupo de Trabajo Latino y otros implementaron esta mañana un sitio de pruebas para detectar COVID-19 en la Plaza del BART de la Misión y calle 24, y dieron a los trabajadores de la calle 24 prioridad especial con boletos de “vía rápida”.
A las 7 de la mañana, cuando comenzaron las pruebas, la fila llegaba hasta la calle Capp con un flujo constante de unas 50 personas, muchas de las cuales se dirigían al trabajo.
El grupo de trabajo se aseguró de que en este sitio de pruebas no se requiriera hacer una cita o tener seguro médico, lo que, según ellos, son obstáculos que han impedido que los vecinos se hagan la prueba en otras partes de la ciudad. Las horas de atención, de 7 a.m. a 6 p.m., también intentan captar a las personas que se trasladan hacia o desde el trabajo.
Además, Jon Jacobo, un organizador del Latino Task Force y Calle 24, dijo que los grupos colocaron volantes por todo el vecindario y deliberadamente dieron a los vendedores en la calle 24 aproximadamente 300 boletos de “vía rápida” que otorgan acceso prioritario para realizarse las pruebas. Algo muy similar para evitar filas en Disneylandia, los que tienen estos boletos aún tienen que formarse, pero la fila está separada y es más corta.
Poco después de las 7 de la mañana, cuatro trabajadores esenciales ya habían usado sus boletos de “vía rápida” y se les había hecho el hisopado antes de que corrieran para no perder el tren.
“Si solo tiene 15 minutos de camino al trabajo, puede usar ese boleto, hacerse la prueba e irse al trabajo”, dijo Jacobo.
Los participantes en el sitio de prueba tuvieron la opción de tomar su propia muestra con los hisopos o que un trabajador de la salud les tomara la muestra. La prueba requiere que uno se coloque un hisopo en una fosa nasal, gire y luego repita el procedimiento en la otra fosa nasal, utilizando el mismo hisopo.
“Sube por las fosas nasales, pero en dirección vertical en lugar de hacia atrás”, dijo la Dra. Carina Márquez, especialista en enfermedades infecciosas en UCSF. La dirección, dijo, lo hizo menos incómodo, aunque los que fueron evaluados dijeron no haber disfrutado tanto la experiencia.

Los voluntarios con camisas anaranjadas hicieron preguntas a los visitantes sobre su información de contacto y posibles síntomas, y también se les preguntó por qué eligieron este sitio en lugar de otros en la ciudad. Este tipo de datos es importante para tener información en futuros estudios de COVID-19, dijo Jacobo.
Se instalaron tres carpas y seis trabajadores de la salud están supervisando o recolectando 250 muestras hoy y planean hacer otras 250 el viernes. Márquez dijo que si aparecen más personas, tratarán de acomodarlos y ajustarán los números según la demanda. Actualmente, el proyecto continuará por tres semanas a la misma hora y lugar los miércoles y viernes hasta el 14 de agosto.
Si el programa piloto tiene éxito, Márquez dijo, “y muestra ser una forma de fácil acceso para llevar las pruebas a la comunidad, entonces nos gustaría involucrarnos y considerarlo como un modelo sostenible”.
Jacobo estuvo de acuerdo. “No es suficiente hacer 5,000 pruebas al día. Tienes que realizar pruebas en los lugares correctos ”.

La ciudad ha estado haciendo pruebas a unas 3,000 personas al día, y aunque en abril se dijo que San Francisco tenía la capacidad de evaluar a 4,300 personas al día (y Color en CityTestSF puede realizar otras 1,500 pruebas al día), resulta que la capacidad de la ciudad es mucho menor. Al igual que Jacobo, otros han cuestionado la estrategia de la ciudad.
Hasta ahora, esta visión compartida parece estar dando resultados: los latinos, los trabajadores esenciales y los viajeros se presentaron hoy principalmente porque básicamente no había ningún obstáculo para no realizarse la prueba: el único requisito era que las personas fueran mayores de 18 años.
Mirna Hernández, de 60 años, dijo que logró encontrar tiempo para hacerse una prueba ya que está muy cerca de su casa en la calle Bartlett. Ella entra a trabajar como trabajadora doméstica a las 8:30 de la mañana los miércoles, y su horario de trabajo impredecible le ha prohibido hacerse la prueba en el pasado.
“Está muy cerca, es realmente conveniente”, dijo Hernández, en español, sobre el sitio de pruebas. Esta fue su primera prueba COVID-19.
Ella dijo que era importante para ella hacerse la prueba porque, aunque usa cubrebocas y guantes mientras limpia casas, siente ansiedad por contraer el virus y posiblemente contagiar a sus nietos.
“Cuando entro a la casa de mis clientes, no saben si lo tengo”, dijo Hernández sobre el virus. “Cuando entro a su casa, no sé si ellos lo tienen”.
Anica Leon-Weil, residente de la Misión y psicóloga, dijo que quería hacerse la prueba antes de visitar a su madre de 75 años en Santa Cruz este fin de semana.
“Traté de hacer una cita con mi médico, pero eso fue complicado, y los otros sitios tienen regulaciones”, dijo Leon-Weil. “Este sitio está cerca y me permite hacerme una prueba antes del trabajo, que es lo más importante. Trabajo a las nueve.”
A medida que las empresas vuelven a abrir, muchas requieren que los empleados se hagan pruebas de rutina.
Eddy, quien no dio su apellido, se presentó en el sitio de prueba a las 7:15 am para hacerse su primera prueba de COVID-19 por este motivo.
La taquería en la que trabaja en la calle Divisadero reabrió la semana pasada. Sus jefes están pidiendo a todos los empleados que se hagan la prueba cada dos semanas y que se queden en casa si están enfermos.
“No sabía si podía hacerme una prueba antes, porque no tenía ningún síntoma”, dijo en español, refiriéndose a cómo algunos sitios limitan las pruebas a aquéllos que tienen síntomas o que son trabajadores esenciales.
Márquez dijo que con la ampliación de pruebas por todo San Francisco, esperaba que tomara hasta cuatro días para obtener los resultados. A las personas en el sitio de prueba se les dice cinco días.
Muchos de los que estaban formados estuvieron de acuerdo en que dos días era un periodo ideal, pero dijeron entender que cinco días también es rápido en comparación con otros sitios de prueba en la ciudad que recientemente ha tenido largos periodos de espera.
Jim Giles y su hijo de 8 años en pijama hicieron cola hoy temprano con la esperanza de que los dos pudieran obtener resultados rápidos. Giles sintió dolor ayer y su hijo tenía fiebre. Los dos intentaron ir a un sitio de prueba en Hunters Point, pero les dijeron que no podían porque no tenían el seguro adecuado.
La falta de cupos disponibles para citas significa que Giles tuvo que buscar en otro lado; se enteró de este sitio de prueba a través de la ciudad. Sin embargo, el sitio solo evalúa a personas de 18 años o más, lo que significa que su hijo de 8 años no pudo hacerse la prueba aquí.
“Puede agendar una cita con un médico familiar, pero la espera para hacerse la prueba parece más larga que en (los sitios de prueba) de la ciudad”, dijo Giles. “No sé por qué la realización de pruebas es un desastre”.
El Grupo de Trabajo Latino continuará haciendo pruebas a los residentes y trabajadores en el otro sitio de pruebas, en el número 701 Alabama los jueves. Hasta ahora, el grupo de trabajo ha tenido que presionar mucho para obtener 300 pruebas para ese sitio.
Los sitios de la estación de BART y la calle Alabama se establecieron en respuesta al efecto desproporcionado que COVID-19 tiene sobre los latinos y los trabajadores esenciales en la ciudad. Estudios realizados previamente por la UCSF y el Latino Task Force demostraron que una gran cantidad de los casos positivos de COVID-19 se encuentran entre los latinos que ganan menos de $50,000 al año, que son asintomáticos.
En la actualidad, la población latina representa el 49.6 por ciento de los 6,197 casos positivos de la ciudad, mientras que forman sólo 15 por ciento de la población de la ciudad.
“Se está volviendo un asunto personal [para la comunidad latina]”, dijo Jacobo, quien perdió a dos de sus familiares en El Salvador debido a COVID-19 durante el fin de semana. “Todos conocemos a alguien que lo ha tenido. Es por eso que siento que la gente está haciendo fila a las 6 de la mañana “.

