A continuación, le ofrecemos un resumen del artículo publicado en inglés.
Traducción por: Anabelle Garay
Durante la mesa redonda Grand Rounds de UCSF, los científicos presentaron lo último en tratamientos, vacunas y cómo se verán las escuelas cuando vuelvan a abrir.
El Dr. George Rutherford, profesor de epidemiología en UCSF, explicó que California ha tenido alrededor de 86,000 casos de COVID-19 y aproximadamente 3,500 fallecidos; agregando 1,800 casos y más de 75 muertes por día que continúan sucediendo en el estado.
No obstante, la presentación el jueves pasado se centró en la propagación de COVID-19 entre los niños, y dejó en claro que los niños padecen el virus con mucha menor frecuencia que los adultos. Solo el 2.1 por ciento de los pacientes estadounidenses con COVID-19 son menores de 18 años, según los Centros para el Control de Enfermedades. Asimismo, en una revisión de 1,065 pacientes chinos menores de 17 años se encontró que la mayoría presentaba síntomas leves. Solo uno falleció.
En Islandia, un estudio mostró que ninguno de los 848 niños menores de 10 años seleccionados al azar dieron positivo en la prueba de la enfermedad.
Rutherford comentó que “Esto sugeriría que, en realidad, hay muy poca transmisión de un niño a otro” y describió que la transmisión es más bien unidireccional, es decir, que se transmite de adultos a niños.
El Dr. Bob Wachter, presidente del Departamento de Medicina de la UCSF y moderador del foro, preguntó “¿Qué opina acerca de las políticas para reabrir las escuelas, dado lo que sabemos sobre la transmisión?”
Las escuelas deben reabrir, dijo Rutherford. “Deberíamos hacerlo con precaución”.
Las escuelas deberían “agrupar” a los niños en clases, dijo, quizás con grupos más pequeños en la mañana y en la tarde. Eso será más fácil con niños pequeños.
“Las escuelas secundarias tendrán que usar realmente su imaginación para ver cómo separar las diferentes clases”, dijo. “Porque si tienen que sacar la mitad de las bancas de un salón, tendrán que impartir el doble número de clases para enseñar al mismo número de niños”.
Rutherford respondió que no le preocupaba tanto el síndrome similar a la enfermedad de Kawasaki en niños, ya que “esto sigue siendo una complicación muy inusual”.
MIS-C en niños
La Dra. Susan Kim, profesora adjunta en la división de reumatología pediátrica de la UCSF, mencionó la preocupación por el síndrome que se ha observado en niños: el Síndrome Inflamatorio Multisistémico en Niños (MIS-C, por sus siglas en inglés).
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Los síntomas de este síndrome son fiebre, hinchazón y enrojecimiento en las extremidades, entre otros. El MIS-C fue observado por primera vez en 10 niños en Italia, apenas en abril, y poco después surgieron 40 casos en Reino Unido, aún así, los casos siguen siendo poco frecuentes.
Algo notable sobre la enfermedad de Kawasaki, que se asemeja al MIS-C, es que los casos son altamente prevalentes en Asia, particularmente en Japón, explicó Kim.
Pero el nuevo MIS-C posiblemente relacionado con COVID-19 no ha aparecido en los países asiáticos. “Así que es muy, muy sorprendente que no hayan visto esto”, dijo Kim. “Me comuniqué con los equipos allí y simplemente no lo están experimentando. Es asombroso.”
Kim también señaló que el síndrome generalmente aparece en niños de dos a cuatro semanas después del pico de infección, que inicialmente se presenta como “leve o asintomático”. De hecho, dijo Kim, los niños no dieron positivo para COVID-19 con una prueba de diagnóstico básica, y requirieron de pruebas de anticuerpos para confirmar que habían sido infectados con el virus.
“Esta enfermedad sigue siendo sorprendente e impactante”, dijo Wachter. “Mientras más conocimiento tengamos, más podemos ir aprendiendo cada semana”
Tratamientos
La Dra. Annie Luetkemeyer, profesora de enfermedades infecciosas en el Hospital Zuckerberg San Francisco General, habló sobre la autorización de emergencia que dio la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) para el uso del medicamento antiviral remdesivir como tratamiento para COVID-19.
Pero no todo es color de rosa, explicó Luetkemeyer. Hay cantidades limitadas del medicamento: suficiente para 85,000 a 150,000 pacientes, que actualmente está en manos del gobierno federal, con apenas una cantidad para 1,500 a 2,900 pacientes en California.
No obstante, le pareció que la cifra del estado de 1,800 casos por día es “bastante aterradora”, según Luetkemeyer “está claro que necesitaremos más remdesivir de lo que acaba de obtener el gobierno de Estados Unidos, aunque esto es un buen comienzo”.
“Remdesivir no es fácil de hacer”, agregó.
De lo contrario, otra opción es el plasma convaleciente, que toma anticuerpos de pacientes que se han recuperado de COVID-19, y según los datos “parece bastante seguro”. “No obstante, la pregunta del millón de dólares es, ¿funciona?”. “Además, necesitamos realizar estudios de control aleatorizados para poder evaluar esto” comentó Luetkemeyer.
¿Y la hidroxicloroquina, la favorita del presidente Trump? “Uf, pues no sería una conversación acerca de COVID sin hablar de hidroxicloroquina”, dijo Luetkemeyer.
“Realmente no hay mucho que decir”, continuó, mencionando las “preocupaciones de seguridad de problemas cardíacos” citadas con frecuencia, así como la escasez de datos para determinar si el medicamento funciona o no.
Wachter preguntó: “Si no fuera por el ‘Paciente Uno’ que confía en la hidroxicloroquina con base en los datos tal como existen hoy, este medicamento se hubiera olvidado y estaríamos hablando de otras cosas? ¿Es eso lo que lo mantiene en las noticias?
Luetkemeyer optó por evitar hablar de política, y dijo que deberíamos esperar los resultados de los estudios en curso antes de solucionar la cuestión acerca del uso futuro del medicamento.
Vacunas
Los tratamientos se consideran una necesidad, ya que el mundo busca una vacuna exitosa para COVID-19. Y una vacuna es algo distante, explicó el Dr. Joel Ernst, jefe de la división de medicina experimental en ZSFG.
De 12 a 18 meses “Espero estar equivocado, espero que sea antes” comentó el Dr., “pero no apostaría a que sea mucho antes”.
No obstante, hay esperanza. Ernst habló acerca de un ensayo reciente en el que 45 pacientes recibieron dosis variables de una nueva vacuna elaborada por Moderna, que usa ARN para desencadenar una respuesta inmunológica. Las ocho personas que recibieron las dosis más bajas desarrollaron los llamados “anticuerpos neutralizantes”, que han sido efectivos para neutralizar virus pasados, pero que los científicos aún no están seguros que sean efectivos para prevenir el COVID-19. “Todavía no tenemos pruebas”, dijo Ernst.
Lo que sigue es realizar pruebas de la vacuna en 600 personas, incluidos personas mayores de 55 años, un grupo más vulnerable al virus. “La experiencia clínica que tenemos, particularmente con la vacuna contra la influenza, es que los adultos mayores no responden tan bien a las vacunas estándar”, dijo Ernst. “Y, por lo tanto, la pregunta será: ¿es esta vacuna lo suficientemente eficaz en personas de alto riesgo debido a su edad?”
Pero si todo va bien, la vacuna avanzará y podría someterse a un ensayo aleatorizado poblacional a gran escala en el que se compararía la frecuencia con la que el grupo vacunado contrae la enfermedad frente a la frecuencia con la que un grupo de control contrae la enfermedad.
Eso llevaría más tiempo que la otra opción: un supuesto “ensayo de exposición con humanos”. En otras palabras, vacunar a las personas, infectarlas con el virus y ver qué sucede. “Esto es realmente un tema polémico con una enfermedad como COVID-19, dado que no existe un tratamiento para COVID-19”, dijo Ernst, y agregó que predecir un resultado grave de la infección sigue siendo una cuestión difícil. “Entonces eso hace que sea peligroso adoptar este enfoque”.
Sin embargo, dijo Ernst, un ensayo de exposición tiene sus ventajas: “Es mucho más rápido. Es mucho menos costoso “.
¿Y cuáles son las ventajas y desventajas de la vacuna de Moderna, específicamente? “Las vacunas de ARN se pueden producir en grandes cantidades con bastante rapidez”, dijo Ernst. La desventaja es que “no hay una vacuna de ARN aprobada para uso humano en ningún país del mundo” y “tampoco tenemos mucha experiencia clínica acerca de inyectar vacunas de ARN en humanos y determinar cuáles pueden ser las complicaciones a largo plazo, por inusuales que puedan ser”.
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