El pasado 28 de agosto en el santuario de la iglesia St. John, la coalición de activistas de la llamada Coalición de la Plaza 16 llevó acabo una reunión para la comunidad en la que harán una campaña para hacer un llamado en contra de la gran construcción de vivienda propuesta para la plaza de BART de la calle 16. Dada la ubicación de dicha reunión (y el tono general de la reunión), sería adecuado usar una metáfora para decir que en general estaban sermoneando, aunque en realidad estaban organizando a las tropas.
“Nos oponemos a todos los proyectos a precio del mercado hasta que haya una cantidad adecuada de unidades asequibles en gran medida”, dijo el activista de vivienda Tommi Avicolli-Mecca al público reunido. “No vamos a ceder en esto hasta que haya una adecuada vivienda asequible”.
La sala de alrededor de 80 personas aclamó con entusiasmo. Si en la sala había simpatizantes presentes de la propuesta de Maximus Real Estate de construir un edificio de uso mixto con torres de vidrio de diez pisos con alrededor de 350 unidades encima de la plaza de BART, no levantaron la voz.
Este es el quinto evento de la coalición Plaza 16, el cual consistió en una colección de varias organizaciones sin fines de lucro y organizaciones de activistas. En la reunión llevada acabo en el teatro Victoria en mayo pasado, más de 200 personas del barrio se reunieron para escuchar el proyecto propuesto; no obstante, el evento del jueves de agosto tenía un público más específico: oficinas de servicios sociales y organizaciones sin fines de lucro.
En una presentación sobre el proyecto de vivienda propuesto, Gabriel Medina, gerente de políticas organizacionales de la oficina de Desarrollo Económico de la Misión (MEDA, por sus siglas en inglés), habló claramente sobre reclutar a más organizaciones sin fines de lucro en el barrio en la pelea contra el constructor. La coalición, dijo, tiene que estar preparada antes de que el constructor se adelante.
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“Históricamente, los constructores que han intentado construir en la Misión siempre se han acercado a las organizaciones sin fines de lucro para obtener apoyo, pero este proyecto ha sido diferente”, dijo Medina. “Este es el proyecto más grande en la historia de la Misión, y está aquí en la calle 16”.
Medina explicó que la ubicación en la calle 16 es especialmente difícil dado el tamaño y el inevitable alto precio de las unidades a precio de mercado (que estarán en arriendo, dijo el constructor).
“El núcleo más grande de servicios sociales está justo aquí en la calle 16”, dijo Medina. “Tiene la mayor parte de los hoteles de ocupación individual, la mayor parte de los servicios sociales, la mayor parte de vivienda asequible por debajo del precio del mercado”.
Dado el precio de arriendo a futuro, que Medina citó del constructor ser entre $3,500 y $5,000 por unidad, y la gran comunidad de bajos ingresos que usa la plaza de BART, Medina le preguntó al público: “¿Les parece que este es el tipo de construcción para la comunidad que hay en la Misión?”
“¡No!” contestó en voz alta el público.
Aunque el constructor del proyecto podría elegir construir alrededor de 40 unidades de vivienda asequible en el sitio de construcción, Avicoli-Mecca declaró que no sería suficiente, y que la definición de la ciudad de “vivienda asequible” excluye a muchas personas de bajos ingresos. Además, dijo Medina, en términos de vivienda asequible “no han prometido nada”.
Incluso cuando han hecho promesas, la construcción de vivienda asequible en el sitio o en cualquier parte de la ciudad ha comprobado ser un proceso lento y arduo incluso cuando muchos proyectos prometidos permanecen sin construcción.
Asimismo, Medina explicó que la Plaza 16 quiere que los proyectos sigan el “Plan Popular”, el cual la coalición anti-desplazamiento de la Misión estableció en 2006. Declaró que de acuerdo con la oficina de vivienda del alcalde, solo el 12 por ciento de la vivienda en la Misión ha sido asequible. El Plan Popular pide un 45 por ciento de asequibilidad en el barrio, con un alto porcentaje de familias de bajos ingresos.
Después de la presentación principal en la reunión, María Zamudio, organizadora con Causa Justa, le pidió al público presente en representación de una organización sin fines de lucro que levantara la mano. La mayor parte de la gente en la sala levantó la mano.
“¿Creen que los clientes de sus organizaciones sufren las consecuencias del desplazamiento y el aburguesamiento?” preguntó Zamudio.
Varias respuestas positivas se escucharon en la sala.
Zamudio volvió a preguntar: “¿Están decepcionados que algunos de los colegas de organizaciones no estén aquí?”
Algunos más respondieron dudosamente de manera afirmativa.
“Un proyecto como este usará más organizaciones sin fines de lucro para obtener credibilidad”, dijo Zamudio, en referencia a las cartas de apoyo que frecuentemente se aprobaron en el Departamento de Urbanismo cuando los proyectos buscaban aprobación. “Necesitamos unificarnos y poner bien en claro que esto no es algo que queremos”.
Para este punto de la noche, los organizadores repartieron tarjetas de colores a la gente reunida. Zamudio le pidió a las organizaciones que se oponen firmemente al proyecto de la calle 16 que levantaran la tarjeta roja; las organizaciones a favor, la tarjeta verde; las organizaciones que no han tomado una decisión, la tarjeta amarilla; y aquellos que prefieren permanecer neutrales, la tarjeta naranja.
Nadie levantó la tarjeta verde. Hubo dos naranjas. Varias amarillas y un mar de tarjetas rojas.
Para entonces, la sala estaba dividida en dos categorías respectivas. Los organizadores de la Plaza 16 trabajaron con los que se oponen firmemente al proyecto para crear una estrategia de campaña en contra del proyecto –incluyendo una manifestación en octubre y la circulación de una petición. Para las personas de las organizaciones indecisas, se reunieron con Zamudio para idear cómo hacer que sus organizaciones sin fines de lucro estén a bordo de la campaña de la Plaza 16.
Una mujer que trabaja con una organización del barrio declaró que los representantes de Maximus se habían reunido con sus supervisores, pero que la administración no habló del tema ni los resultados de dicha reunión. Zamudio reconoció que los constructores pueden prometer contribuciones para organizaciones que están en apuros y que la política puede ser arriesgada, pero alentó a la mujer a hablar con el director y hacerle saber que se opone a la edificación.
En reuniones anteriores, los representantes de Maximus declararon estar dispuestos a trabajar con la comunidad y a responder algunas de las preguntas. Dada la duración de la reunión de Plaza 16, seguramente no llegarán a un acuerdo en común.
“Si hay un momento para que nosotros como organizaciones nos unamos, este es el momento”, dijo Zamudio durante la sesión. “A nadie le gusta este proyecto”.
A medida de que la tarde se hacía noche, Medina declaró que de la lista compilada de organizaciones sin fines de lucro de la Misión, alrededor de dos tercios ya participarán en la campaña. El proyecto de Maximus Real Estate todavía tiene tiempo antes de que llegue a la Comisión de Urbanismo para que se apruebe, pero si la noche de jueves sirve como indicación de algo es que no será nada fácil.
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