La prostitución en la calle Capp va en aumento, dijeron los residentes en la reunión mensual para la comunidad realizada el martes pasado por la noche en la estación de policía del Distrito de la Misión.

Alrededor de dos docenas de personas asistieron a la reunión mensual del martes pasado. El capitán Dan Perea y el agente Steve Keith dirigieron la reunión.

Una integrante de la comunidad, quien pidió ser identificada como M, comenzó por decir que “está peor”.

“He llamado y llamado al teléfono para no emergencias”, dijo. “No veo ninguna respuesta. Las veo pelear, las veo gritar; veo a los chulos. La otra noche había por lo menos 20 prostitutas por ahí”, dijo y agregó que las prostitutas y sus chulos se han vuelto más atrevidos por la falta de vigilancia policial.

“Ahora se han apoderado y sienten que tienen derecho sobre la calle”, dijo M. “Les he pedido que sean callados y dicen ‘ah sí, ¿qué vas a hacer?’”

Otros residentes estuvieron de acuerdo con lo expresado.

“He vivido en las calles 19 y Capp desde hace tres años y nunca ha estado así de mal”, dijo un papá que venía acompañado de su esposa e hijo. “Los escucho hablar [el tema] y tal vez de tomar acción a corto plazo, y eso reduce el paso de las cosas un poco, pero luego desaparece. Esto es un problema institucionalizado que data de hace 30 o 40 años”.

La presencia de prostitutas en la calle Capp ha tenido sus altibajos con el paso de los años. Esta no es la primera vez que los residentes se quejan por no poder encontrar una solución, aunque las cosas han empeorado, explicaron los vecinos.

“Más y más han venido, y hay más chulos, más prostitutas, más delincuencia, mas ruido, más de todo”, dijo M.

Otro residente de la calle Capp habló sobre el aumento en el uso de drogas. “En los últimos tres a cinco días he visto a la gente usar drogas ilegales a las 7:30 de la mañana, cuando nunca antes había visto eso en los últimos tres años que he estado en el barrio. Una mañana vi a dos tipos consumiendo cocaína, y luego otra mañana crack, y otra mañana crack otra vez”, dijo a quien le preocupa el efecto que esto pueda tener en los niños que puedan estar en la calle a esa hora. “Estoy muy preocupada porque es la hora en que pensamos que estamos a salvo y ya no creemos que es seguro para nosotros”.

Perea intentó darle contexto al problema. “Es una de esas cosas en las que es un problema más grande, en las que algunas veces centramos la atención en un lugar, y se pasa a otro lado”.

Perea explicó que a menudo las prostitutas ofrecen sus servicios a través del internet o pertenecen a grupos que viajan en diferentes circuitos nacionales como al Este de la Bahía, Los Ángeles, Las Vegas e incluso Hawái, lo que dificulta que una sola fuerza policial resuelva el problema.

No quiere decir que no lo hayan intentado. Perea declaró que la policía condujo un operativo vial en un esfuerzo por atrapar a los clientes, aunque reconoció que es difícil para la policía actuar durante estas horas porque tienen poco personal. También aclaró que la semana pasada, el gobierno federal a través de una iniciativa en la que coopera con las autoridades locales aplicó mano dura en operaciones de trata de personas.

No obstante, los residentes declararon no estar interesados en la prostitución como tal.

“A las mujeres las marginalizan. Eso es otro problema en sí mismo. Esto es un problema de que alteran el orden público. Es un problema de ruido”, dijo una madre preocupada, quien agregó que su hija se ha despertado más de una vez por el ruido.

“No estamos pidiendo que hagan arrestos, estamos pidiendo que haya control para que sea menos otra vez”, dijo M al reconocer que el problema no desaparecería. “Cuando hay vigilancia, es más que tolerable. Nunca va a desaparecer, lo sabemos, pero se tiene que hacer algo”.

Y por su parte, Perea reconoció que un aumento en la presencia policial ayudaría a mitigar el problema. “Tiene toda la razón. Con vigilancia, algunas operaciones tendrán un impacto”.

En otras noticias en la reunión, Perea también informó que el Departamento de Policía de San Francisco está mejorando las operaciones para el programa de Bait Bike o bicis anzuelo una iniciativa que comenzó a principios de este año y que coloca “bicicletas anzuelo” en diferentes  lugares propensos al robo de bicicletas. Las bicicletas anzuelo están equipadas con GPS, lo que le permite a los agentes rastrear a quien se roba las bicis.

El programa se ha asociado con la organización sin fines de lucro Safety Awareness For Everyone (SAFE, por sus siglas en inglés), que ha distribuido entre ciclistas de la ciudad miles de etiquetas con la frase ‘¿será esta una bici anzuelo?’, de acuerdo con KTVU.com. La esperanza es que los rateros no sepan cuáles bicis son rastreadas y cuáles no y así evitar el robo en general.

Asimismo y presentes en la asamblea estuvieron Jimmer Cassiol, representantre de la comunidad del DPW, y Scott Goering, mediador y facilitador de Community Boards, el programa público de mediación más antiguo en el país.

Cassiol habló sobre una variedad de programas que el DPW dirige al buscar voluntarios para limpiar la ciudad, así como una aplicación móvil del 311 entorno a la eficiencia del 311 como servicio.

“El 311 toma más de un día”, dijo un integrante de la comunidad, quien agregó que el tiempo de respuesta es lento, lo que hace que use el servicio menos.

Sin embargo, Cassiol estuvo en desacuerdo. “No veo el mismo problema”, dijo y agregó que ha visto que el tiempo de respuesta del 311 ha disminuido de entre 72 horas a cuatro horas. Además, explicó que la eficiencia en la calle y la limpieza de las banquetas es “fenomenal” y “maravillosa”.

El público estuvo de acuerdo.

“No he tenido nada más que éxito genuino con el 311”, dijo un integrante de la comunidad, al que otros apoyaron y que en general elogiaron al 311 por brindarles la capacidad de denunciar grafiti y basura y de la cual se han encargado rápidamente.

Scott Goering de Community Boards exhortó al público a que use la mediación en lugar de los medios legales para resolver disputas –en especial entre vecinos.

“Uno se lleva mejor en el barrio cuando se lleva bien con sus vecinos”, dijo Goering quien agregó que el 85 por ciento de los conflictos que Community Boards ha mediado han permanecido resueltos porque los acuerdos a los que se llega a través de la mediación “son más posibles” que perduren y “más satisfactorios para el individuo” que los que se resuelven judicialmente.

La reunión terminó con atender preocupaciones sobre delitos violentos en la Misión últimamente han aumentado.

“Hemos tenido cuatro homicidios en la Misión este año y tres de ellos sucedieron en las últimas semanas. ¿Tiene información sobre el reciente aumento en delitos violentos?” preguntó un integrante de la comunidad.

Perea corrigió a la persona que hizo la pregunta al decir que solo ha habido dos homicidios en la Misión este año, uno el 13 de junio en la calle 15 y Misión y otro el 16 de junio en las calles 16 y Capp.

No obstante, estuvo de acuerdo que la violencia ha aumentado. “En comparación a mayo, abril y marzo, sí es completamente diferente, completamente diferente”.

Corrección: 30 de junio, 2014. Una versión anterior de este artículo informaba que Perea “tenía falta de personal” durante la madrugada cuando la prostitución es más común. Perea le informó a Mission Local que en realidad él “revisó la distribución de personal y ajustó el horario de turnos” lo que coincidió con una alteración en los turnos hasta las 4 de la madrugada, lo que promovió el orden público en relación a la prostitución. 

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Joe was born in Sweden, where half of his family received asylum after fleeing Pinochet, and spent his early childhood in Chile; he moved to Oakland when he was eight. He attended Stanford University for political science and worked at Mission Local as a reporter after graduating. He then spent time in advocacy as a partner for the strategic communications firm The Worker Agency. He rejoined Mission Local as an editor in 2023.

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