El pasado martes, la Junta de Supervisores aprobó una medida para crear un fideicomiso de vivienda en San Francisco. Dicha medida se presentará ante los votantes en la boleta electoral de noviembre.
La medida, la cual modificará la carta magna de la ciudad para crear un financiamiento de vivienda asequible durante 30 años, fue aprobada con ocho votos a favor. Los únicos supervisores que se opusieron fueron Sean Elsbernd y Carmen Chiu; el supervisor Mark Farrell estuvo ausente.
La medida ha sido el tema de un amplio debate en reuniones anteriores, a menudo entre los supervisores Scott Wiener y David Campos, quienes argumentan el verdadero poder de gasto contra la posibilidad de que se apruebe en noviembre. Otro punto de debate tiene que ver con otras fuentes de ganancia, las cuales son dudosas debido al lenguaje de la medida.
En la reunión del martes, el supervisor John Ávalos precisó que la medida “recae en cómo se hace”.
La ciudad no ha aprobado una medida de vivienda asequible desde 1996, cuando los votantes aprobaron el Bono de Oportunidad para Propiedad de Casas y Vivienda Asequible, declaró la supervisora Jane Kim. En luz de otras dos medidas fallidas en 2002 y 2006 “la ciudad realmente ha asumido una posición para intentar idear una medida que obtendría un abanico más amplio de respaldo”, dijo Kim.
La supervisora Christina Olague aplaudió el esfuerzo realizado para que las inmobiliarias y las comunidades de vivienda convivan. Wiener declaró que la medida le ofrece al sector privado los “incentivos apropiados” para cumplir con las exigencias de vivienda a precio del mercado mientras que también ofrece “una cantidad significativa de financiamiento para vivienda asequible”.
Elsbernd, quien votó en contra de la medida, le dijo a Mission Local en una entrevista telefónica: “Creo que estamos cometiendo un error al atarnos las manos por los próximos 30 años”. Elsbernd se refería en parte a la propuesta de la Oficina de Vivienda del Alcalde entorno a que el fideicomiso tendría un financiamiento proveniente de varias fuentes, con todo y el dinero destinado a la oficina de redesarrollo antes de su reciente desaparición. Sin embargo, si el Fideicomiso de Vivienda no recibiera dicho dinero, se destinaría directamente al fondo general de la ciudad, en donde se podría usar para propósitos distintos a la vivienda asequible como el cuidado a la salud y la educación.
Elsbernd declaró que preferiría tener dicha flexibilidad en lugar de dedicar los fondos sólo a vivienda, en especial en luz de los recortes presupuestales a la ciudad y al estado.
Asimismo, Campos contendió el financiamiento del fideicomiso aunque por razones diferentes. Aunque terminó por respaldarlo, dijo que la medida era “una propuesta modesta”, y la criticó por dedicarle sólo $12 millones de dólares planeados para vivienda asequible durante el primer año de funcionamiento.
Preocupado porque la vivienda asequible casi nunca obtiene este nivel de atención política, Campos agregó que “tendremos una oportunidad de hacer esto una vez, durante un rato y sí estoy preocupado de que esto no vaya lo suficientemente lejos”.
Chiu intentó aliviar dicha preocupación al prometer encontrar una forma de asegurar que el financiamiento se pueda adaptar a los cambios de la situación de vivienda en el periodo de 30 años de duración. Chiu declaró estar trabajando con la oficina del alcalde en una ordenanza que le exigiría a la ciudad volver a evaluar la efectividad del Fideicomiso de Vivienda cada cinco años con la habilidad de promulgar cambios políticos a futuro, en caso de que sea necesario.
Hasta el momento, aunque una supermayoría en la junta le otorgue al Fideicomiso de Vivienda el visto bueno —ya sea que la medida en la boleta electoral de noviembre refleje o no el futuro de la vivienda en San Francisco— es algo que permanece por verse.