Traducido por Andrea Valencia

La compañía de danza originada en Oberlin y con base en San Francisco estuvo de acuerdo en que necesitaban más espacio.

Ocho años más tarde, cerca del lugar en donde alguna vez corría el Arroyo de la Misión hacía la Bahía y las compañías de luces industriales alguna vez florecieron, los trabajadores de construcción trabajaron como locos durante el mes de septiembre para terminar los últimos detalles en el nuevo espacio de ODC.

Esta noche, los bailarines de la directora artística Brenda Way darán vueltas y bailarán por el teatro de tres pisos y 13,000 pies cuadrados con 200 butacas ubicado sobre la calle 17 mientras presentan un espectáculo sobre su nueva obra titulada “La Arquitectura de la Luz”, la cual tiene entradas agotadas.

“La magia del teatro es que siempre funciona”, dijo Rob Bailis, director de teatro, hace unas semanas mientras el lugar se encontraba en construcción.

La magia ayudó, pero también la confianza.

“Todos sabíamos, incluso en la economía actual, que estábamos haciendo lo correcto”, dijo Lori Laqua, quien ha pertenecido a ODC desde 1991 como asistente de desarrollo y quien ahora es directora ejecutiva.

Lo que no sabían era que el proyecto de construcción en dos etapas que tomó ocho años, y el cual comenzó en 2002 con Dance Commons sobre la calle Shotwell y terminará el día jueves con la inauguración del Treatro ODC que ha sido remodelado y ampliado y se encuentra a la vuelta de la esquina de las calles Shotwell y 17, estaba lleno de sorpresas: desperdicio peligroso, una guerra en el extranjero y una crisis financiera en el hogar.

Sin embargo, ODC tiene un espacio escolar y de danza de 36,000 pies cuadrados. Un espacio más grande que el Taller de Danza para Teatro de Nueva York y casi del mismo tamaño que el Teatro de Danza Estadounidense Alvin Ailey ubicado sobre las calles 55 y 9. Y además, ODC lo logró sin haber adquirido ninguna deuda.

Laqua dijo que la primera oleada de suerte que tuvo por parte de la junta sucedió cuando un taller de automóviles en el 351 de la calle Shotwell se puso a la venta –al mismo tiempo que la Fundación William y Flora Hewlett le hubiera dado a ODC $1.5 millones de dólares.

“El apoyo de la Fundación Hewlett para el proyecto nos ayudó a atraer nuevos donadores, ya que le dio una gran legitimidad al proyecto”, dijo Lynn Feintech, voluntaria quien se convirtió en directora de la campaña de obtención de capital.

También le dio al grupo suficiente dinero para poder comprar el taller y todavía tener $100,000 dólares restantes.

Feintech ingresó al mundo de los grandes donadores. La hija de un benefactor en Los Ángeles y amante de la danza vivía en San Francisco y trabajaba en Bank of America cuando uno de sus colegas le contó sobre ODC. Comenzó a ir a las presentaciones y conoció a Pam Quim, una de las primeras coreógrafas de ODC.

Pronto, Feintech dijo en una entrevista desde Europa en donde se encontraba de viaje con su madre, estaba en la junta y cuando la ampliación comenzó se convirtió en la directora de la campaña de capital. (Y sí, sí logró regresar para la noche de inauguración).

La primer sorpresa de la junta fue que el taller de autos tenía una historia enterrada. Mientras los trabajadores de construcción cavaban los cimientos del Teatro Commons de ODC sobre Shotwell, encontraron cuatro barriles de material peligroso, dijo Bailis, quien se encontraba sentado en la sala de conferencias de ODC, el cual está disponible a la comunidad sin cargo alguno.

El haber quitado y limpiado el aceite de motor, congelante y otro tipo de desperdicio se añadió a la cuenta. Después de que la guerra en Irak hubiera comenzado en 2003, el costo de materiales de construcción aumentó repentinamente. El presupuesto de la junta de $9 millones de dólares para construir el Teatro y remodelar el teatro antiguo era obviamente insuficiente.

Los precios del acero aumentaron constantemente de un promedio de $300 por tonelada en 2003 a más de $700 en 2004. De repente, construir el Teatro aumentó a $11 millones de dólares.

“Nunca pensaos en eso; tuvimos que pagar dos veces lo que pensamos que iba a costar”, dijo Bailis.

A pesar del posible aumento de otros $9 millones de dólares, la junta no vio ninguna razón para detenerse. Su razón para querer remodelar y ampliar la antigua ubicación era por el espacio. Los artistas profesionales necesitaban más. El teatro antiguo no podía ofrecerles eso. “La electricidad era tan mala que teníamos que usar una planta eléctrica del otro edificio”, dijo Laqua.

“Queríamos darle a la ciudad de San Francisco un centro creativo”; dijo Bailis. La Misión es un centro para las artes en la ciudad, y ODC quería “ofrecerle a estos artistas una gran ganancia que valiera su labor creativa”.

Además la junta se negó a hacer que los artistas pidieran un préstamo del banco.

“Necesitamos un lugar sin deudas”, dijo Laqua. “Para que los artistas puedan tener éxito, necesitan encontrar un espacio grande y que esté subsidiado… los artistas no se deberían preocupar por pagar nuestra hipoteca”.

Un ejemplo de esto es la sala de 736 pies cuadrados en la que Laqua se encontraba hace poco. Los bailarines pueden rentarla por un precio fijo de $20 dólares por hora, sin importar cuántos bailarines haya en la sala.

Laqua, quien ha vigilado ambos escenarios del proyecto que se completó en dos fases, dijo que el grupo simplemente necesitaba trabajar en sus esfuerzos de recaudación de fondos y sumergirse en la segunda etapa.

Feintech recabó una lista de donadores para ejercer y guiar los esfuerzos de la junta. Way, Laqua y Bailis presentaron el caso de ODC a los que financiarían.

“El jugador clave fue la calidad de los programas de ODC”, dijo Feintech en un correo electrónico. “Fue central para cualquier tipo de propuesta. Si el donador no cree en la calidad del programa, es poco probable que invierta en la organización”.

El Teatro Shotwell Commons abrió en 2005 y dio más que pruebas que el equipo de ODC se había propuesto algo. El número de clases aumentó de 13 a la semana a más de 120. En un año, dijo Laqua, Commons operó sin pérdidas. Ahora tiene más de 200 clases a la semana.

Way le dijo a los donadores que “San Francisco cosecharía los beneficios a largo plazo de nuestro centro, el cual atraería y apoyaría a una comunidad de artistas y público que siempre está en aumento”.

Laqua añadió que hace poco le dijo a un periodista: “actualmente ODC tiene el distintivo de ser el centro de danza más activo en la costa oeste, habiendo tenido más de 30,000 artistas, estudiantes y público como miembros en el Área de la Bahía cada año”.

La propuesta funcionó.

La participación de la familia Feintech siempre fue constante.

Con el paso de los años, dijo Feintech, “mi familia ha llegado a conocer sobre el trabajo de la organización; han asistido a presentaciones de la compañía de danza, la escuela y de artistas del teatro”.

Fue más que tan sólo un interés financiero. “El papá de Lynn solía llamarnos a diario para ver cómo íbamos”, dijo Laqua refiriéndose a Norman Feintech, quien falleció el año pasado y cuyas llamadas telefónicas recuerda cariñosamente.

De 2002 a 2009, dos de las fundaciones de la familia Feintech dieron $806,525 dólares. “Las donaciones de mi familia son un resultado de su sólido apoyo a programas de organizaciones y de su apoyo a mis esfuerzos como voluntaria”, dijo Feintech.

En 2008, dicho esfuerzo se concentró en el teatro antiguo. Construido en 1909 como una fábrica de cajas, el espacio de la calle 17 alojó a una tlapalería cuando ODC lo compró en 1979.

Al principio, la junta tenía planeado remodelar el teatro y añadir dos pisos pero durante el proceso de urbanismo descubrió que podía construir hacia arriba. Ah, más espacio. Añadieron un tercer piso.

Para octubre de 2008, las cosas se veían mejor. Alrededor del 75 por ciento de los costes habían aumentado. Fue entonces cuando la crisis financiera global explotó. “El último 25 por ciento fue el más difícil de recaudar”, dijo Bailis.

Pero este es un equipo que ve las cosas con optimismo.

La crisis hizo que las fundaciones y los donadores fueran menos generosos, dijeron Laqua y Bailis, pero también hicieron que el coste de materia prima bajara.

La Fundación Norman y Evelyn Feintech continuó son su apoyo, y durante el momento más alto de la crisis contribuyeron con otros $195,500 dólares.

Sin embargo, siempre recibieron donaciones pequeñas.

“La gente que dona entre $100 a $250 son la comunidad inmediata, los que se preocupan más”, dijo Laqua.

Entonces, ¿será que la compañía tiene suficiente espacio? Bueno, en realidad no. La junta siempre esperó que la compañía ODC continuara presentándose en el Centro Yerba Buena para las Artes, y aunque el equipo de ODC está listo para relajarse un rato, las fantasías continuan.

Si sigue el viejo arroyo hacia la Bahía de la Misión, podrá ver un espacio para presentaciones.

Teatro ODC

3153 de la calle 17, esquina con Shotwell.

ODC Dance Commons

Shotwell 351

El Teatro ODC presenta:

Danza/ODC: La Arquitectura de la Luz

Jueves, 30 de septiembre: Inauguración –agotado.

Viernes, 1 de octubre a las 8:00 p.m. –agotado.

Sábado, 2 de octubre a las 8:00 p.m. –agotado.

Domingo, 2 de octubre a las 10:00 p.m. –agotado.

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Andrea hails from Mexico City and lives in the Mission where she works as a community interpreter. She has been involved with Mission Local since 2009 working as a translator and reporter.

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