Traducción por: Neus Valencia
Los gimnasios para los funcionarios de la ciudad de San Francisco que laboran en las estaciones de policía y en otros edificios del gobierno han permanecido abiertos durante todos los meses de la orden sanitaria de resguardo en casa, mientras que los gimnasios privados han sido cerrados y sus propietarios se encuentran al borde de la ruina fiscal.
Según los registros que el Departamento de Policía de San Francisco proporcionó a Mission Local, el gimnasio del edificio de Seguridad Pública, ubicado en el número 1245 de la calle Third, atendió a 468 usuarios sólo en el mes de mayo (algunos días solo 2 personas usaron el gimnasio y otros días hasta 29 personas; en total hubo 468 usuarios, pero ciertamente esta cifra incluye a los que van más de una vez).
Los gimnasios en el Palacio de Justicia y en la oficina de Servicios Forenses también están abiertos, al igual que hay gimnasios más pequeños e informales o salas de pesas en las estaciones de policías y de bomberos de toda la ciudad.
Un gimnasio ubicado en el terreno del edificio de Obras Públicas fue cerrado, pero según averiguó Mission Local, esto no se debió tanto a las preocupaciones sobre covid, sino que se debió al hecho de que fue reutilizado para que sirviera como lugar de almacenamiento.
“El personal de la policía de San Francisco, como condición laboral, debe mantener su estado físico. Este requisito de aptitud física es también un mandato del estado de California para todas las fuerzas del orden público”, según una declaración del departamento.
Los nombres de los trabajadores fuera de servicio que utilizan el gimnasio de la policía de la calle Third fueron censurados en los registros públicos que solicitamos. Aún no está claro si los nombres de los funcionarios que usan el gimnasio y que trabajan para otros departamentos distintos al de la Policía de San Francisco también deberían ser censurados.
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“El Departamento exige que los miembros juramentados realicen y aprueben un examen de aptitud física cada seis meses (dos veces al año)”, según la declaración del SFPD. “Debido a estos requisitos y a los exámenes periódicos, el SFPD tiene instalaciones con gimnasios privados en todos los lugares de la ciudad de San Francisco y continúan operando, siguiendo los consejos de los funcionarios de salud”.

Sin embargo, en una conferencia de prensa el viernes pasado, el director del Departamento de Salud, el Dr. Grant Colfax, no parecía estar enterado que los empleados de la ciudad continuaban usando los gimnasios.
“Hay concesiones conforme a la orden sanitaria para que los servicios del gobierno puedan considerar lo que es esencial, en consecuencia, por lo menos hay la posibilidad en teoría de que los gimnasios puedan estar abiertos”, dijo refiriéndose a una pregunta sobre los gimnasios para los funcionarios que siguen funcionando en las instalaciones de gobierno. “Ciertamente, esto va en contra de los consejos de salud pública. En efecto, yo no recomendaría que la gente se ejercite en un lugar cerrado en este momento”.
En el gimnasio de la policía ubicado en la calle Third, no se permite la entrada de más de siete personas a la vez; el uso de cubrebocas es obligatorio en todo momento, y las personas deben limpiar las máquinas antes y después de usarlas. Se desaconseja entrenar por más de 45 minutos y se recomienda realizar cualquier actividad cardiovascular intensa al aire libre.
Dave Karraker es copropietario de MX3 Fitness en el barrio de Castro. También es representante de la emergente Coalición de Estudios Independientes de Fitness de San Francisco, un consorcio de alrededor de 70 estudios de este tipo, que representan a casi 700 empleados.
Karraker no cuestionó los estándares de salud y limpieza que la policía está implementando en su gimnasio, pero sí cuestionó por qué no se les permite hacer lo mismo a los propietarios de gimnasios privados. Aunque el 9 de septiembre se permita provisionalmente que los gimnasios privados abran al aire libre, Karraker dice que se les exigirán estándares más estrictos que los que la policía está implementando actualmente para interiores.
“Si la ciudad ya estableció una manera para que los residentes de San Francisco puedan ejercitarse en el exterior de forma segura, sin importar quiénes sean, esa norma debería ser para todas las personas en la ciudad”, dice Karraker. “Lo que pasa es que hay una doble moral”.
Karraker agregó que la ciudad no parece entender que los gimnasios no son homogéneos, y que no todos funcionan con el modelo de gimnasio de 24 horas. Lejos de ser tan sólo un gran espacio donde no hay supervisión y la gente circula tocando cosas a su antojo, según Karraker muchos gimnasios más pequeños, como el suyo, podrían pagar sus rentas atendiendo de uno a tres clientes por hora en un entorno bien controlado.
No logra entender por qué los gimnasios pequeños siguen con restricciones, incluso los que son para entrenamiento de una sola persona a la vez, mientras que los fisioterapeutas siguen trabajando. Durante una reunión de la Comisión de Pequeños Negocios de la ciudad que sucedió el 10 de agosto, el Dr. Tomás Aragón, funcionario de salud de la ciudad, parecía estar de acuerdo.
“No soy un experto en todas las formas en que la gente puede operar los negocios. Lo único que me importa es que todos los negocios apliquen los principios básicos, como una debida ventilación, distanciamiento físico, uso de cubrebocas”, dijo Aragón. “No puedo dar una razón justificada de por qué un fisioterapeuta puede seguir trabajando y una persona que presta servicios personales, que yo sé puede mitigar el riesgo, no pueda hacerlo”.
Si bien el concepto de “negocios esenciales” tenía sentido durante un cierre total, Aragón dijo que provocó que la ciudad “eligiera ganadores y perdedores” durante la reapertura. Esperaba que se pudiera evaluar el “riesgo, comportamiento, entorno y actividad” en lugar de “elegir una industria sobre otra”. Es una situación difícil de defender y terminó siendo perjudicial”.
Al igual que los dueños de los salones de belleza, los dueños de los gimnasios también opinan que la oferta de la ciudad de dejarlos operar al aire libre -con humo y en plena temporada de lluvias es insuficiente. Karraker dice que el número de gimnasios de la ciudad que cuentan con un estacionamiento grande y enrejado que podría ser convertido en una zona para entrenar al aire libre se puede contar con una mano, o incluso un dedo.
A medida que su situación se agrava, los propietarios de los pequeños negocios de la ciudad se sienten más molestos y resentidos con respecto a las restricciones que consideran arbitrarias. Un ejemplo específico son las imágenes de la representante Nancy Pelosi cortándose el pelo en un salón de belleza cerrado de San Francisco, las cuales fueron ampliamente divulgadas esta semana, lo que provocó que la acusaran de hipocresía. La Presidente de la cámara, por su parte, ha afirmado que estaba mal informada, y que no sabía que estaba violando la orden sanitaria de la ciudad.
Por su parte, Karraker dice que siente que el uso del gimnasio en interiores por parte de la policía, sin querer, ha ratificado su punto de vista.
“Si estos centros de fitness del SFPD han estado abiertos todo este tiempo, entonces son los casos de estudio perfectos para demostrar que ejercitarse en interiores sí es seguro”, dice. “Si ninguno de ellos cerró debido a un brote de covid, eso sugiere que otros gimnasios podrían operar en interiores con los mismos protocolos y ser seguros”.
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