Traducción por: Neus Valencia

El día del cumpleaños 66 de Carmen Elias, un regalo del gobierno de la ciudad llegó a su puerta: una subvención de $2,000 para salvar la panadería que ha tenido durante 27 años.

La tienda de Elias se llama La Mejor Bakery, ubicada en la calle 24, es famosa por su café y sus conchitas. Desde la pandemia, las ventas se desplomaron a menos de la mitad, lo que llevó a Elias a solicitar una pequeña subvención del vecindario.

“Estaba tan feliz”, dijo Elias acerca del cheque. “Les dije, ‘¡Oh, por Dios! ¿Cómo supieron que era mi cumpleaños?’”

Para Elias, se sentía como un regalo. El programa Neighborhood Mini Grant Program al que aplicó, emplea un proceso de sorteo, así que, en cierto modo, tuvo suerte.

El programa otorgó un total de $700,000 para ayudar a negocios de siete vecindarios marginados, incluyendo la Misión. Es un regalo de cumpleaños que puede dar a los beneficiarios, como ella, un respiro temporal, pero la pregunta sigue siendo: ¿las subvenciones son suficientes para ayudar a los negocios a sobrevivir una pandemia a la que todavía no se le ve final?

Por ahora, la renta del local La Mejor ya consumió $500 del cheque. Elias está pensando cómo debe gastar el resto – tal vez dividirlo como bonos para los empleados o pagar las facturas de la cafetería – pero se avecina una pérdida de ganancias sin precedentes. Tal vez debería ahorrar el resto, dijo.

Elias dijo que ha perdido al 80 por ciento de sus clientes habituales. En La Mejor solían acudir personas mayores, quienes ahora corren más riesgo, así como maestros de escuela y estudiantes que desde que comenzó la enseñanza en línea ya no pasan por el café.

“Quiero guardar el resto para emergencias, para algo como esto”, dijo Elias.

Diana Caminos, propietaria y única empleada de la Joyería Diju en la calle 24, también se apoyó en una subvención vecinal de $2,000 para que su negocio pueda superar la pandemia. La joyería, cuyo hogar ha sido la Misión durante 12 años, tuvo que cerrar del 16 de marzo al 18 de mayo ya que era un negocio no esencial, dijo Caminos.

Caminos agradeció haber recibido la subvención, que gastó en alquiler y otras facturas.

“Por supuesto, esto es una gran ayuda para mí”, dijo Caminos. “Ha sido muy duro para todas las pequeñas empresas que no pueden operar todos los días. Por fortuna, [la ciudad y estas organizaciones] continúan apoyándonos”.

Actualmente ya reabrió, pero Caminos estimó que los ingresos de su negocio han disminuido en más del 40 por ciento.

“Tengo que sobrevivir”, dijo Caminos en español. Dijo que no se permitirá pensar en la idea de cerrar. “No quiero cerrar, simplemente no puedo. Tengo que luchar. Tengo que seguir trabajando”.

También otros negocios de la Misión están aguantando gracias a los programas de ayuda de emergencia de la ciudad.

El Resiliency Fund, que abrió su primera fase en marzo, dio un total de $1 millón en subvenciones de hasta $10,000 a 128 empresas de San Francisco con cinco o menos trabajadores.

Los solicitantes tenían que demostrar que ganaban menos de $2.5 millones anuales en ventas brutas y que habían perdido al menos el 25 por ciento de sus ingresos o que habían cerrado desde enero de 2020 debido a la pandemia.

El fondo Resiliency Fund funcionó como un programa de sorteos con un giro: la mitad de las subvenciones se reservaron para empresas con al menos cinco años de antigüedad. Estas fueron distribuidas con la ayuda de la Cooperativa de Crédito Federal de la Comunidad del Noreste (Northeast Community Federal Credit Union).

En la primera fase, cerca de 2,100 empresas presentaron su solicitud. Las empresas que no fueron elegidas la primera vez, fueron inscritas automáticamente en la segunda fase del programa de subvenciones, que otorgará un total de $1.5 millones. Hay alrededor de 4,100 solicitantes en total para la segunda fase.

Alba Guerra, dueña del restaurante Sunrise en la calle 24, calificó para recibir una de las subvenciones de Resiliency y ha colaborado estrechamente con un empleado de la Oficina de Desarrollo Económico y Fuerza Laboral de la ciudad para llenar una solicitud.

Guerra dijo que, antes de la pandemia, el restaurante salvadoreño solía obtener casi $7,000 a la semana. Ahora tiene suerte si consigue $1,000 dólares, le comentó a Mission Local que no está segura si el negocio que lleva 15 años de antigüedad logre salir adelante.

“No tienen ni idea de cuánto ha afectado la pandemia a mi restaurante”, se quejó Guerra.

Para mantenerse a flote mientras Sunrise estaba cerrado en abril, Guerra aplicó a numerosos programas de ayuda y fue seleccionada para dos de ellos en San Francisco: SF New Deal, organización sin fines de lucro con un nuevo proyecto que paga a los restaurantes para que proporcionen comidas a pacientes de COVID-19, y el Resiliency Fund de la ciudad.

Resiliency Fund le otorgó a Guerra $7,500, dinero con el que pagó facturas pendientes y compró el equipo necesario para hacer el desayuno para SF New Deal. Éste último le dio ingresos que variaban entre varios cientos y miles de dólares a la semana.

“Estaba tan feliz cuando recibí la noticia”, dijo Guerra. “No teníamos dinero. No teníamos nada, nada, nada”.

Sin embargo, Guerra no ha usado nada del dinero para pagar lo que, económicamente, le preocupa más: la renta mensual de $7,800 dólares. No ha pagado la renta desde abril y teme el día que vence la moratoria de desalojo del negocio el 15 de agosto. No obstante, Guerra dijo que su casero ya le ha estado exigiendo el pago completo.

Anteriormente, Sunrise confiaba en las campañas de GoFundMe y hace unos años, la Oficina de Desarrollo Económico y Laboral le dio a Sunrise un subsidio comercial de SF Shine de $150,000 para hacer mejoras en su restaurante.

Aún así, en esta pandemia, el alquiler de Guerra está agotando los pocos ahorros que tenía. “Con ventas de $1,000 dólares a la semana, no puedo pagar el alquiler”, dijo Guerra. “Si hay alguien que pueda ayudarme, siempre estoy buscando ayuda”.

Edwin Rodríguez, gerente del programa de desarrollo comercial de la Agencia de Desarrollo Económico de la Misión (MEDA por sus siglas en inglés), que participa en el programa Neighborhood Mini Grant de la Misión, dijo que no está claro cómo les irá a los negocios mientras continúe la pandemia, pero dijo que organizaciones como MEDA pueden ayudar a los propietarios a adquirir préstamos y a emplear nuevas estrategias.

“Los negocios podrían sobrevivir si también son capaces de ajustar su modelo de negocios, usar la tecnología para aumentar su presencia en línea”, dijo Rodríguez. “Eso no lo resolverá todo, pero ayudará”.

Si usted desea donar al fondo Give2SF de la ciudad que apoya programas como éstos, puede hacerlo aquí. Si desea donar a la campaña GoFundMe del Restaurante Sunrise, hágalo aquí; si desea apoyar a la Joyería Diju, hágalo aquí.

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REPORTER. Annika Hom is our inequality reporter through our partnership with Report for America. Annika was born and raised in the Bay Area. She previously interned at SF Weekly and the Boston Globe where she focused on local news and immigration. She is a proud Chinese and Filipina American. She has a twin brother that (contrary to soap opera tropes) is not evil.

Follow her on Twitter at @AnnikaHom.

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