Durante dos años, Cristina Márquez, una inmigrante mexicana de 43 años que vive en el Distrito de la Misión, visitó varias veces el San Francisco General Hospital. Sin embargo, nunca logró ver a un doctor. “Sufrí demasiado”, dijo sobre los años en los que padeció hemorragias nasales inexplicablemente.
Ella dijo que el no tener seguro significaba que no podía ver a un doctor. En lugar de ello, las enfermeras le daban gasas de algodón y, en el mejor de los casos, una abrazadera nasal para detener la hemorragia. Entonces, un día un doctor solucionó su problema en cinco minutos. “Finalmente, un doctor me tuvo suficiente compasión y me cauterizó la vena”, dijo Márquez.
La madre de cuatro contó la historia de su vida como residente indocumentada sin seguro en un foro que buscaba resaltar la importancia de la propuesta de ley “Health4All” (Salud Para Todos) (SB4), que presentó el Senador Ricardo Lara (D).
La ley, que fue aprobada por el Senado y que ahora se encuentra bajo el análisis de un Comité de Asamblea, busca dar servicios de salud a los cerca de 2.6 millones de Californianos que no tienen seguro, sin importar su situación migratoria. El Senador Lara dijo – en una sesión informativa para los medios de comunicación étnicos que New America Media llevó a cabo a inicios de este mes – que las enfermedades no discriminan, así que el estado de California tampoco debería hacerlo.
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Lara, cuyos padres migraron desde México, presentó la propuesta en diciembre de 2014. Él dijo que la decisión del Gobernador Jerry Brown de asignar $40 millones para ofrecer el servicio de Medi-Cal a los 170,000 niños indocumentados en el estado es una victoria. Este programa se lanzará en abril de 2016.
Aunque el presupuesto de Brown permitirá que los niños tengan cobertura para servicios de salud, aún quedan cerca de 1.5 millones de adultos indocumentados en California sin ninguna clase de seguro.
“Debemos asegurarnos de que el presupuesto de Health for All Kids (Salud para todos los niños) que firmó el gobernador continúe siendo una prioridad. También debemos ayudar a los niños a hacer una transición rápida de los servicios de urgencias de Medi-Cal, a la cobertura más amplia”, dijo él. Medi-Cal da cobertura a residentes con ingresos reducidos.
La propuesta de ley de Lara incluye una solicitud para una exención federal que permita que los ciudadanos indocumentados compren seguros médicos a través de Covered California. Actualmente, la Ley de Cuidados de Salud Asequibles (Affordable Care Act) de Obama no permite que los residentes indocumentados reciban cobertura pagada con fondos federales.
“Vamos en camino, pero no hemos llegado a la meta, que es que todos tengan cobertura”, dijo Rob Bonta, (D), miembro de la asamblea y co-patrocinador de la propuesta. “Algunos Republicanos han dado argumentos fiscales para no apoyar esta ley. Pero hay que entender que cada año gastamos 1,700 millones del presupuesto del estado en dar atención médica a los inmigrantes indocumentados en las salas de urgencias”, dijo Bonta, cuyo padres migraron desde Filipinas.
“El derecho a enfermarse”
Márquez dijo que su situación migratoria hace que recibir cuidado médico sea imposible o demasiado caro.
“Es imposible pagar las consultas médicas cada que te lastimas, pues son caras”, dijo ella. “El dinero no alcanza para la renta, y la comida. Además, todos mis hijos están en la universidad,” agregó. “Mi otro hijo desarrolló una especie de tumor en sus pies. Nos cobraron $1,500 tan solo por el cuarto del hospital”.
De hecho, solo uno de sus cuatro hijos, que tiene 16 años, entraría en el programa de distribución de presupuesto de Brown. Para poder calificar en este, ella debe probar que el ingreso anual de su familia es menor a $18,000.
Uno de los hijos de Márquez, Jesús Castro, quien tiene 20 años, dijo “Acabo de empezar a trabajar en la ciudad y estoy feliz de que, por primera vez después de 14 años de vivir en este país, voy a tener seguro médico”. Sin embargo, sus ingresos dificultan el que su familia califique para obtener el seguro para su hermano menor.
Castro sabe lo difícil que es vivir sin seguro. Cuando tenía 10 años, se dislocó un codo mientras jugaba baseball y sus padres no podían pagar para que le pusieran el yeso. En la sala de urgencias le dieron un soporte para el brazo, pero nada más. “Al final, mis papás me llevaron con un sanador de huesos, un “curandero”, que dobló mi codo mientras me contaba una historia para mantenerme distraído”, recordó Castro. “Fue muy inteligente, y le estoy agradecido por ello”.
Ahora, él se hace cargo de su madre, cuya vista empeora cada vez más. En su cumpleaños, le regaló un par de lentes. “Le gusta mucho leer, y me dolía verla leer con unos lentes que se encontró en una cabaña”, dijo él. “Yo le dije: ya basta, te voy a comprar unos lentes aunque estén caros”.
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