Es fácil que el restaurante Cholo Soy pase desapercibido. Tiene solo un mostrador, algunos bancos y tres mesas. Sin embargo, este restaurante, que se encuentra en la planta baja de un edificio en la esquina de las calles 19 y Misión, es un pedacito de Perú que ha llegado a nosotros, y que – de acuerdo con los críticos de comida y los amantes de la misma – es un tesoro escondido. Al acercarse a su tercer aniversario, su dueño, Yeral Caldas, decidió llevar sus dos ceviches famosos, además de dos nuevas creaciones, a un segundo lugar en la Misión.
Caldas, originario de Chimbote, Perú, se mudó a San Francisco con el fin de restablecer contacto con su hija. Pero, cuando él y la madre de su hija se separaron, poco después de que él llegara, se encontró solo y a la deriva en San Francisco. Su familia en Perú le pedía que regresara. Pero, en lugar de hacerlo, Caldas, que está al final de sus treinta años, decidió hacer las dos cosas que aprendió desde pequeño: negocios y comida.
Los padres de Caldas se separaron cuando era niño, lo que lo sumergió en dos mundos diferentes: durante el ciclo escolar vivía con su madre, quien tenía su propio negocio. Las vacaciones de verano las pasaba con su padre, quien era dueño de algunos restaurantes.
Dijo que detestaba quedarse sentado en casa, así que acompañaba a su padre a comprar carne y a trabajar en el restaurante. “Por eso conozco bien las carnes”, dijo.
Ya en San Francisco, comenzó a trabajar en el Daily Grill que está en la Calle Geary, cerca de Union Square. También hizo algunas tarjetas de presentación y empezó a cocinar para fiestas privadas.
Entonces, un día de 2011, entró al 2301 de la Calle Misión porque vio un letrero en el que anunciaban préstamos para pequeñas empresas. Detrás de la gran televisión y del escritorio de la recepción, algo le llamó la atención: un mostrador hermoso y vacío.
“Cuando vi el espacio mi mente hizo ¡boom!”, dijo Caldas. “Esto es lo que quiero, ¡es justo lo que estoy buscando!”
El mostrador era de Marco Senegal, el dueño del restaurante Senegalés Bissap Baobab. Caldas lo contactó al respecto y después de un año y medio, Marco se lo dio gratis.
Desafortunadamente, Caldas no pudo obtener un préstamo en el Opportunity Fund, donde antes le habían concedido un préstamo que él ya había pagado.
“¡Estaba furioso!”, dijo Caldas. Aún así, logró juntar dinero que ganó trabajando en el Daily Grill con algunos préstamos que sus amigos le hicieron, y en junio de 2012 estaba listo para arrancar.
Pero aún quedaban decisiones importantes por tomar. Primero, ¿qué nombre ponerle? Pensó en el Chimbote, en honor a su pueblo natal, pero con el tiempo se decidió por “Cholo Soy”.
“La palabra “cholo” es muy, muy común en Perú”, dijo Caldas. “Es un sinónimo de trabajo, esfuerzo, dedicación, y honestidad. Se refiere a alguien que no se da por vencido, eso es un cholo…y yo soy eso, así que por eso le puse ese nombre”, dijo.
La siguiente gran decisión: ¿cuándo inaugurar? Le gustaba la idea de abrir el cuatro de julio. Después decidió cambiar al 3 de julio, la fecha de su cumpleaños. Finalmente, se decidió por el 28 de julio, que es el día de la Independencia en Perú.
El problema de abrir en esa fecha es que tendría que pagar un mes de renta, sin ningún ingreso de su nueva empresa. Así que se pasó las siguientes semanas anunciando Cholo Soy.
“Le hablaba a todos los que pasaban y les decía, ¡Abrimos el 28 y voy a preparar ceviche!”, recordó. También fue a mercados cercanos para pasar la voz.
Mientras tanto, Caldas seguía con su otro trabajo. De hecho, dejó de trabajar en el Daily Grill un año y medio después de abrir el Cholo Soy.
Al parecer, el duro trabajo de los últimos años finalmente le está rindiendo fruto. Anna Roth del SF Weekly, dijo que su ceviche es el mejor que jamás ha probado. También recibió reseñas similares de KQED Food y de Zagat.
Caldas ha tenido tanto éxito que acaba de abrir su segundo restaurante peruano, llamado el “El Ají”, en el 3015 de la calle Misión, entre las calles 26 y César Chávez.
Trabajó cerca de 6 meses en “El Ají”, pero esperó para hacer la inauguración en una fecha muy especial. Si viven en el área y quieren probar la comida peruana de Caldas ya no tienen que esperar, pues este inauguró – como bien lo imaginaron – el 28 de Julio.


