A tech shuttle on 24th and Valencia St. during one of the protests in which demonstrators blocked buses.

El lunes pasado manifestantes le cerraron el paso a un autobús de Google y le impidieron dejar la parada de Muni acusando a Google y otras compañías de tecnología de usar ilegalmente las paradas de autobús de la ciudad.

Con chalecos de seguridad amarillo neón, 30 personas de un grupo que se hace llamar la oficina de impacto a barrios y desplazamiento en San Francisco cantaba la consigna de “¡San Francisco no está a la venta!”

Para algunos, los autobuses privados que llevan a empleados a trabajar a Silicon Valley se han convertido en el símbolo del aburguesamiento y el nuevo boom del punto com. La primavera pasada, un grupo pequeño de gente le pegó a una piñata en forma de autobús de Google durante una manifestación en las calles 16 y Misión.

Deepa Varma, abogada de inquilinos de 33 años de edad y vocera para la oficina de impacto a barrios y desplazamiento en San Francisco declaró que “estos autobuses privados de tecnología se han convertido en el símbolo del desplazamiento en la ciudad y estos sistemas de dos niveles entre residentes de largo tiempo y gente de clase media y trabajadora así como la nueva élite tecnológica han creado una situación en la que ya no es costeable para la gente poder vivir aquí, así que o son los negocios o los residentes”.

El lunes por la mañana, los manifestantes se reunieron en un callejón esperando al autobús de las 9:15a.m. a que llegara a la parada de autobús enfrente de la iglesia cristiana Bethel en las calles 24 y Valencia.

A medida de que el autobús llegó a la parada y los trabajadores abordaron, los manifestantes rodearon en silencio al autobús y colocaron barricadas formando una cadena humana alrededor del autobús.

Los manifestantes repartieron volantes a los pasajeros del autobús y transeúntes en donde declaraban que a ley estatal y municipal le prohíbe a los vehículos, que no sean de Muni, detenerse en zonas de autobuses, y que la multa actual por “usar ilegalmente una zona de autobús” es de $271 dólares.

En una entrevista por teléfono, Paul Rose, vocero de la oficina de transporte municipal de San Francisco (SFMTA, por sus siglas en ingles), declaró que “la oficina ha propuesto un conjunto de reglas que promoverá la seguridad, reducirá los impactos a Muni y otros usos y hará que la autoridad sea más clara”. Hasta ahora, la autoridad de las reglas de la SFMTA en relación al uso privado de paradas de autobús es “en gran parte a base de quejas”.

“Treinta y cinco mil abordando dentro de SF entre otras ciudades brinda una opción viable de transporte”, dijo Rose. “Estamos trabajando ahora en atender preocupaciones para que nuestras políticas puedan estar al tanto con este nuevo modo de transporte”.

De acuerdo con el código de tránsito de San Francisco, un vehículo como el autobús privado que recoge y deja pasajeros tiene permitido no estar más de cinco minutos en la parada.

De acuerdo con los manifestantes, las compañías de tecnología deben un cálculo de mil millones en multas atrasadas por usar las paradas municipales de autobús entre 2011 y 2013.

Varma declaró que tienen como objetivo al autobús de Google durante la acción inicial porque “a lo largo de las rutas de estos autobuses privados, las rentas están aumentando por los cielos. Claramente hay un gran problema”. Los líderes municipales están actuando como si no tuvieran idea de qué hacer, agregó Varma.

Varma declaró que el grupo incluye un amplio rango de activistas de vivienda en San Francisco y artistas desplazados. Formaron el grupo hace aproximadamente un mes.

Durante la manifestación del lunes, los trabajadores de Google estuvieron sentados en el autobús durante aproximadamente 45 minutos, algunos tomaban fotos de la manifestación y otros trabajaban en sus computadoras portátiles. En algún momento algunos se bajaron del autobús para encontrar una forma alterna para llegar a trabajar. Ninguno de los trabajadores quiso darle una entrevista a Mission Local, y un trabajador dijo: “No tengo nada que decir”.

Después de veinte minutos de la manifestación, un señor que parecía haber estado en el autobús, se bajó y comenzó a gritarle a los manifestantes. Esto, sin embargo, fue una parte improvisada de la acción. La organizadora Leslie Dreyer declaró más tarde que la participación del señor no fue parte de los planes iniciales del grupo para la manifestación.

Después de casi una hora, dos agentes de la policía de San Francisco le ordenó a los manifestantes que movieran sus filas a la banqueta para que el autobús pudiera irse. Y así lo hicieron.

“Esta es nuestra primer acción, pero no será la última”, dijo Varma.

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Greta Mart is a Bay Area-based newspaper reporter and freelance writer, and currently a student at the UC Berkeley Graduate School of Journalism. From 2005 to 2012 she was a staff reporter at two community newspapers in WA and CA, and has contributed to several Bay Area and Seattle area newspapers, as well as Pacific Yachting and Italy's Gulliver and La Republicca's D magazines. Greta holds a bachelor's degree from the University of Massachusetts at Boston and studied history at Trinity College in Dublin, Ireland. She lives aboard her sailboat at the Berkeley Marina.

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