Photo by Rik Panganiban

A los residentes de San Francisco les gustó Willie Brown lo suficiente como para haberlo elegido dos veces como alcalde. No obstante, más de cuatro docenas de entrevistas hechas en la Misión muestran que nombrar el tramo oeste del puente de la bahía en honor a Brown sería aprovecharse de la buena voluntad del público.

“¿Por qué deberíamos cambiar el nombre del puente con su nombre?” dijo Nick Heydaria, de 55 años de edad quien es el propietario de Bay Blend Coffee and Tea. “Deberían llamarlo ‘el puente del pueblo’. Es nuestro puente. Nuestros impuestos”.

Aunque el senado estatal está preparado para aprobar una medida que cambiará el nombre del puente tan pronto como hoy mismo, apenas la mitad de 57 personas que Mission Local entrevistó en los últimos dos días cree que es una mala idea. Algunas personas propusieron alternativas diferentes a la de Brown y otros piensan que a pesar de lo que suceda, el único nombre que sobrevivirá será ‘el puente de la bahía’.

Algunos, como Matthew Robinson, de 29 años de edad, piensan que Brown carece la importancia de dicho honor. “Willie Brown no es ningún Martin Luther King”, dijo Robinson.

Miguel Federico expresó sospechas parecidas: “él no es como George Washington. ¿Qué cosa heroica ha hecho?”

Es posible que el creciente coro de oposición, el cual incluye al gobernador Jerry Brown y varias juntas editoriales de periódicos (con todo y los mismos editores de Willie Brown en el San Francisco Chronicle), no sea suficiente como para persuadir a los legisladores.

El mes pasado, la asamblea estatal de California aprobó de manera unánime la resolución para cambiarle el nombre al puente en honor a Brown.

Sin embargo, si dicho voto se tomara fuera de las salas de la asamblea que Brown dirigió durante años, el resultado estaría lejos de ser seguro. De las 57 personas entrevistadas, solo una docena (el 21 por ciento) estuvieron a favor de la propuesta y sus respuestas no corresponden con el fervor de aquellos en el lado opositor.

“Lo apoyo”, dijo Ozzy Lugo, quien tiene 60 años de edad y es empleado de la SFMTA. “[Brown] le dio a minorías como a mí trabajos. Incluso así, siempre ha sido conocido como el puente de la bahía en los últimos 70 años”.

El colega de Lugo en la SFMTA, Rey Galarce, es representativo de muchas de las personas a favor de la propuesta que señalaron la destreza de Brown como político como una razón para apoyarlo. “El nombre de Willie Brown es sinónimo de San Francisco y el estado”, dijo Galarce, de 55 años de edad. “Es una ciudad política y él sabe cómo lograr las cosas, como construir el estadio. Él tiene influencia”.

Louis A, guía en el museo de arte asiático en el centro de la ciudad, quien se negó a dar su apellido, fue tal vez la aliada más grande de Brown. Brown, explicó la residente de la Misión desde hace 20 años de edad, “era muy importante en no nada más llevarnos a nuestro edificio, sino durante problemas financieros hace algunos años, él fue instrumental en asegurarse de que estuviéramos financiados apropiadamente”.

Pero, en general la mayor parte de la gente entrevistada mostró una respuesta sin duda negativa.

“Agh. No puedo pensar en un peor candidato; él no ha hecho nada por la gente de San Francisco”, dijo Kathleen Gross de 60 años de edad en las calles 21 y Folsom.

Además, no hubo una brecha generacional. “Esto es una idea terrible”, dijo Dan Weiss de 29 años de edad mientras estaba de pie afuera de Dog Eared Books en la calle Valencia.

Cecilia Rispoli.
Cecilia Rispoli.

Algunos residentes de la Misión recuerdan el debate de 1995 entorno al cambio del nombre de la calle Army a César Chávez, el organizador laboral y fundador del sindicato de trabajadores agrícolas “conmovió a más gente”, dijo Cecilia Rispoli, quien está jubilada y vive cerca de la calle Cesar Chávez.

El taxista Dean Hall calificó como “apropiado” el cambió a César Chávez por los lazos que Chávez tiene con trabajadores agrícolas, un gran electorado hispano que se refleja en la Misión. En su opinión, Brown se lo merece menos. “Él no es tan importante y tiene una especie de reputación sórdida”, dijo Hall de 66 años de edad.

Otros se mostraron en desacuerdo con el hecho general de volver a nombrar el puente.

“¿Qué tiene de malo llamarlo el ‘tramo oeste del puente de la bahía’?” dijo Bayan Jamay, de 70 años de edad. “Estoy harto de que todo mundo quiera ponerle nombre a cosas. Antes de saberlo, ni siquiera se va a llamar ya San Francisco”.

Deena Davenport suggested Angela Davis as a possible name.
Deena Davenport propuso el Angela Davis como posible cambio de nombre al puente.

Además de aquéllos que no aprobaron la medida, otro grupo que superaba a los simpatizantes fue casi el 30 por ciento de personas que se mostraron indiferentes o que propusieron otras ideas: desde la radical activista política de los años 60 Angela Davis; la senadora estadunidense Dianne Feinstein; el expresidente o el exgobernador de California Ronald Reagan.

No obstante, la alternativa que recibió más menciones fue la del Emperador Norton, el excéntrico de San Francisco del siglo XIX que, en general se conoce como la primer persona en proponer un puente que uniera a la ciudad con el este de la bahía. Al momento de redacción, una petición en línea para ponerle el nombre al puente entero en su honor ha recabado más de 3.800 votos. El mismo Brown se ha mostrado a favor de esta opción en público.

A pesar de lo no convencional del personaje histórico de Norton, su legado —a diferencia de Brown— ha quedado sellado con su fallecimiento. Para algunas personas, la idea de nombrar una estructura en honor de una persona que está viva fue una causa de preocupación.

“Uno nunca debe darle el nombre a las cosas cuando todavía están vivos”, dijo Luis, quien se negó a dar su apellido y trabaja en una cafetería en la esquina de las calles Guerrero y 24. “Le da mala suerte. ¿Qué pasa si este tipo se vuelve loco mañana y mata a sus nietos?”

Asimismo, fue una causa de preocupación para la legislatura, la cual ha adoptado políticas tanto en los comités de transporte del senado como de la asamblea en donde se enlistan las reglas para nombrar carreteras y estructuras en honor a gente. Una regla que no se ha seguido en el nombramiento propuesto del puente es que la persona a ser reconocida no está muerta.

Otra regla que no se seguirá si se aprueba la medida es que debe haber un consenso de la comunidad al apoyar un nombramiento.

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He once tried to sell homemade sauerkraut. Now, Mark Kurlyandchik, a lifelong foodie from a Russian family of small business owners, writes about the business of food. He’s excited to explore how immigrant entrepreneurs influence the experience of eating in the Mission.

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