El día de ayer, los aficionados al café llegaron a la esquina de las calles 18 y San Carlos para la inauguración del gran esperado Caffe Linea de Andrew Barnett.

“Es casi como ir a ver al papa: este muchacho es la realeza del café”, dijo Tom Chips, de 34 años de edad, un entusiasta del café que hizo un trayecto especial desde Pacifica para asistir a la inauguración. “Honestamente esperaba una fila que le diera la vuelta a la cuadra porque todos los baristas de San Francisco estarían aquí”.

Barnett, de 57 años de edad, ha estado en el negocio cafetero desde 1977 habiendo trabajado en su primera máquina de expresso en Higher Grounds en Glen Park aunque es mejor conocido por haber fundado el Ecco Caffe, el cual vendió a Intelligentsia en 2009. En Ecco, Barnett adquirió una reputación por su dedicación al abastecimiento en desarrollar relaciones con fincas en Brasil y Centroamérica, vínculos que tendrán un seguimiento en Linea.

“Hacer un expresso y hacerlo muy bien puede ser tan difícil como preparar la comida sofisticada más compleja”, dijo Barnett mientras se tomaba un descanso de darle la bienvenida a los primeros clientes a Linea, muchos de los cuales eran amistades o admiradores desde hace tiempo.

Gabe Boscana, el director café ecológico Sightglass Coffee en el 270 de la calle siete, pasó a felicitar a Barnett por la inauguración. “He pasado más de una década a la espera de que este muchacho abra”, dijo Boscana. Cuando se le preguntó si estaba preocupado por la nueva competencia, Boscana se encogió de hombros. “Esta ciudad tiene la densidad para esto”, dijo.

No obstante, Barnett es tan solo una parte del atractivo estelar de Linea. El espacio también aloja GreenSalads.org, una barra de ensaladas para llevar, y Lt. Waffle, un mostrador de waffles al estilo Bruselas. Anthony Myint, fundador de Mission Chinese Food, administra los dos y no es ningún extraño ante el concepto de un restaurante dentro de otro restaurante.

“He sido un admirador de Myint desde que comí en Mission Chinese Food”, dijo Doc Popular, artista y residente de la Misión, que fue el primer cliente de Linea. “Además este espacio ha estado vacío desde hace años, así que estaba muy emocionado de que hubiera algo”.

Como Mission Chinese, el cual ha recaudado más de $211.000 para comedores de caridad del área al hacer donativos de 75 centavos por cada aperitivo; un dólar de cada ensalada se destinará a apoyar 350.org, una organización que lucha contra el calentamiento global. Barnett corroboró que diez centavos de cada orden de café se destinarán a la caridad.

Tan solo una hora tomó para que una fila hacia la calle 18 se extendiera desde la hora que abrió Linea, en parte debido al tamaño del lugar pues con 292 pies cuadrados había poco lugar para que la fila se hiciera hacia otro lado.

Un señor de bigote con pantalones de mezclilla con dobladillo y botas para trabajar se detuvo un momento de pasear a su perro por la calle 18 para preguntar qué estaba pasando adentro. Cuando le dijeron que era la inauguración, el señor inspeccionó a la multitud reunida de clientes: “Al menos no se tienen que preocupar por que haya negocio”, dijo al encogerse de hombros e irse caminando.

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He once tried to sell homemade sauerkraut. Now, Mark Kurlyandchik, a lifelong foodie from a Russian family of small business owners, writes about the business of food. He’s excited to explore how immigrant entrepreneurs influence the experience of eating in the Mission.

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