En una noche lluviosa y fría, el Distrito de la Misión está tranquilo a excepción de las alarmas. Cuando se activa una alarma, los agentes Tim Davis y David Radford deben atender el llamado para asegurarse de que no hayan forzado la entrada, incluso cuando la mayoría de los llamados parecen ser falsa alarma.

Como periodista en un trayecto con dos agentes de la Misión, me hacen vestir un chaleco antibalas mientras en una mano sostengo una taza hirviendo de café y con la otra apunto mis notas.

Seguir a dos policías de la Misión por la noche no es algo que comienza en una patrulla; comienza con una petición formal a través del departamento de asuntos exteriores de la SFPD que toma casi dos semanas procesar. Cuando mi petición por fin es aprobada, la noche comienza en la recepción de la estación de la Misión esperando a que los agentes se vistan y sean informados.

Listo para comenzar, Davis me informa sobre el sistema computarizado de la patrulla. El sistema muestra a lo que acude cada agente en el Distrito de la Misión en dicho momento. Enlista todas las ubicaciones de la Misión en donde se han denunciado delitos en los últimos minutos. El sistema rastrea llamadas, busca números de licencia y revisa antecedentes penales con otros sistemas judiciales.

Un señor de mediana edad al que los agentes llaman Archie sale del centro de detención para personas embriagadas y comienza a hacerme preguntas mientras se  tambalea y balbucea. Davis me llama a las oficinas mientras Archie grita y golpea la división de vidrio antes de que lo saquen del edificio. Aunque ni los agentes ni yo lo sabíamos, Archie sería una presencia recurrente durante la noche.

El idioma de la policía es un código alfanumérico. Davis me lo descifra en la oficina. El Distrito de la Misión es la sección D (David) de la ciudad.

La Misión está dividida en seis sectores. Nosotros somos una patrulla de dos agentes en el sector seis, el cual abarca a la mayor parte de Noe Valley, Castro y el Hospital General de San Francisco. Debido a que hay dos agentes, se coloca el número uno enfrente del número del sector —a nosotros nos llaman 16, así como una patrulla de dos agentes en el segundo sector se indicaría con el número 12. En cualquier momento en el que los agentes respondan al distribuidor de llamadas, se identifican con el código David16.

Antes de irnos de la estación, le pregunto a Radford que si la lluvia hace que el índice de delincuencia disminuya. Radford me contesta que la lluvia sólo significa que habrá diferentes tipos de delitos. La mayor parte de la gente se queda a puertas cerradas. Los incidentes domésticos aumentan, y los atracos a automóviles aumentan aunque la cifra de agresiones mayores disminuyen.

“Uno nunca se acostumbra”, dijo. “Uno aprende a tolerarlo, supongo”.

Una vez que estamos en camino, una de las primeras llamadas que recibimos es una queja por ruido en el restaurante Ayutla en la calle 24, entre York y Hampshire. Un grupo de heavy metal está tocando en el parte de atrás y la música se escucha por las ventanas; afuera hay jóvenes vestidos de negro y con el pelo largo que salen del tradicional restaurante mexicano para fumar. Es un poco antes de las diez de la noche y Radford opina que tienen que apagar la música.

Asimismo, el demandante desea hablar con la policía. A la vuelta de la esquina de la calle York, Davis toca la puerta una y otra vez. Un perro empieza a ladrar y un señor mayor abre la puerta.

“¿Por qué no nada más los esposa a todos?” le pregunta el señor a Davis. El señor se queja de que el propietario a menudo tiene eventos de música en vivo. Los agentes escuchan sin brindar una gran simpatía. No obstante, Radford añade que “si viviera arriba de aquí, no estaría muy contento”.

Gran parte del trabajo de la noche es patrullar y escuchar al distribuidor de llamadas y a la lluvia que se suelta de un momento al otro y después se tranquiliza. Las fluctuaciones corresponden a las llamadas.

Cuando la lluvia se detiene, recibimos una llamad de un 800, “una persona loca”, según Davis. Nos dirigimos a las calles 26 y Guerrero, donde hay un señor en libertad probatoria con sus cosas en la calle mientras canta en voz muy alta.

Cuando la lluvia vuelve a comenzar, recibimos una llamada de que la alarma en el Sports Basement de las calles 15 y Bryant se ha activado. Los policías se aseguran de que el edificio esté cerrado.

“Algunas veces si hay una ventana rota o si el edificio no está seguro, tenemos que quedarnos hasta la mañana cuando alguien llegue”, dijo Radford.

Mientras los agentes manejan de arriba a abajo por la calle Capp, los agentes están al pendiente de la prostitución o algún otro comportamiento turbio. Me dicen que una vez que la calle se satura de policías en cubierto y señuelos, seguramente el oficio se irá a otro lugar. Este tipo de negocio solía concentrarse en la calle Shotwell, precisaron los agentes y agregaron que es muy difícil agarrar a los chulos.

Los agentes hablan de cómo ha cambiado la Misión. Hace cinco años, el tribunal de distrito de los Estados Unidos colocó acusaciones a 29 miembros de la pandilla MS-13. Fue un punto crucial en el contexto de delincuencia de la Misión. Mientras que los delitos de pandillas permanecen siendo prioridad de los agentes de la Misión, indicaron que los Sureños se han retirado a la clandestinidad y la violencia ha disminuido.

Ahora la policía ve muchos más asaltos como el robo de teléfonos inteligentes en la calle, precisaron los agentes.

Poco después, Davis pronuncia una palabra que nunca pensé escuchar de la boca de un agente: el aburguesamiento. Davis opina que es la razón del reciente cambio a los delitos a propiedad.

“Dos cuadras al este de Valencia no es un buen lugar en donde estar a las tres de la madrugada”, dijo Radford, “o a cualquier hora”.

Al recordar al señor liberado un poco antes del centro de detención de personas embriagadas los agentes opinan que supuestamente Archie intentó vandalizar una camioneta de noticias estacionada cerca de la plaza de BART de la calle 24 poco después de que lo sacaron de la estación de policía.

Davis dice que Archie es un “borracho crónico”. El alcoholismo extremo lastima los órganos internos y conlleva el riesgo de que el individuo pueda beber hasta morir.

Nos llegan varias llamadas de los hoteles de ocupación individual por lo que los agentes denominan incidentes “sin mérito” —una llamada que resulta en no ser nada.

Alrededor de la una de la madrugada, el distribuidor de llamadas recibe una llamada de una dirección en South Van Ness por un incidente doméstico.

Supuestamente, Archie ha estado aventando objetos en la cocina de sus padres y ha quebrado algunos platos. Llamaron a la policía. Tres patrullas llegan a la casa, incluyendo la patrulla en la que vengo.

Tres agentes se dirigen a la puerta y tocan. Un señor mayor abre la puerta. No obstante, antes de que los policías puedan entrar, Archie llega rápidamente detrás de él e intenta cerrar la puerta.

Los agentes fuerzan la entrada y Archie comienza a agitarse. Los agentes intentan esposarlo pero las esposas no le quedan en las muñecas. Uno de los agentes se dirige a la cajuela de la patrulla para agarrar las cintas de plástico para esposar, las mismas que se usan para esposar a la gente en manifestaciones masivas. Mientras tanto, Davis habla con los padres de Archie.

Los agentes arrestan a Archie porque representa un peligro a otros. Debido a que hay varias acusaciones que le siguen al arresto en el mismo día, no se lo pueden llevar de regreso al centro de detención de la calle Valencia; esta vez, lo tienen que llevar a la cárcel del condado en el 850 Bryant.

Davis busca el registro en la computadora cuando se llevan a Archie a la patrulla. El registro de Archie muestra 60 delitos mayores y 127 delitos menores.

Después del ajetreo con Archie, la noche parece apaciguarse. Los bares cierran sin mayor incidente. En cuanto a mí, me quito el tieso chaleco antibalas, el cual ya comenzaba a lastimarme la espalda. Es un alivio poder quitármelo. David y Radford me ofrecen llevarme de regreso a casa.

Una vez más, la lluvia vuelve a caer. Como periodista, intento imaginarme cómo será el resto de la noche para los agentes, cuyo turno termina a las siete de la mañana. Luego me pongo a pensar en Archie, quien tendrá que espabilarse en la cárcel del condado. Espero que pueda encontrar ayuda y que no tenga que tener otra noche como esta.

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A Modesto, CA native, Carly has been working in the news industry for the past five years. She has worked with The Portland Mercury as an Arts Intern, The San Francisco Bay Guardian as a News Intern, The Lewis County Chronicle in Centralia, WA as a beat reporter, and was the student opinion editor for her undergraduate newspaper, The Daily Vanguard, for Portland State University, in Portland, Ore. She currently lives in San Francisco, CA.

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