El tiempo entre “hacer clic” y “obtenerlo” está disminuyendo rápidamente, por lo menos para aquellos de nosotros que tienen la buena fortuna de vivir en San Francisco.

El servicio de entrega a domicilio el mismo día para compras hechas en línea está remontándose en nuestra montuosa ciudad, y las empresas desde compañías start-up a grandes minoristas que prometen entregarle sus cosas más rápido. Puede que no haya Walmarts en San Francisco, pero eso no detendrá a Walmart de que usted compre artículos: hace poco, la compañía anunció sus planes de brindar servicio a domicilio el mismo día a residentes de San Francisco en artículos de mercancía popular a finales de mes o principios de noviembre.

Para no quedarse atrás, el minorista en línea Amazon —si es que se puede creer en los rumores que circulan en línea— planea hacer entregas el mismo día en San Francisco durante la temporada festiva.

Y luego está eBay, cuya aplicación eBay Now promete brindarle compras de algunas tiendas locales directo a usted en menos de una hora. Una imagen de demostración de la aplicación de la compañía incluso tiene como objetivo a residentes de la Misión. “¿Picnic en el Parque Dolores?”, plantea. “Le traeremos el equipo necesario hasta su puerta -¡o hasta el parque!” Esperemos que la persona que haga las entregas no esté manejando ya que tratar de encontrar un lugar de estacionamiento podría retrasar el servicio de entrega hasta por lo menos una hora.

Las compañías start-up locales también quieren un pedazo del pastel. Instacart y Posmates, con base en SoMa, tienen aplicaciones para entregar víveres y productos hasta su hogar, oficina o picnic en el parque. Otros servicio, como TaskRabbits y Exec, le permiten contratar a alguien, de manera casi instantánea, para comprarle y entregarle cosas, hacer quehaceres o —posiblemente— ponerle su cobija para picnic y servirle el vino en su copa.

Si todo este ajetreo de entrega a domicilio el mismo día le ha dado un sentimiento de déjà vu, es posible que haya descubierto algo. Durante la burbuja del punto com de finales de los 90, varias compañías se ofrecieron a entregar productos y víveres hasta la puerta —a menudo en menos de una hora— aunque todos sabemos cuál fue el resultado.

Ya sea que la actual encarnación de dichos servicios sea viable o no, sigue siendo una pregunta abierta como lo es quién tendrá la delantera: los grandes minoristas o las pequeñas compañías start-up. En cualquier caso, en 1999 yo era demasiado joven como para poder tener una tarjeta de crédito y aprovecharme de los servicios que se ofrecen, y no puedo dejar de pensar en que me perdí de algo. Esta vez, estaba determinada a probarlo, por lo que decidí poner a prueba tres servicios: Postmates, Instacart y TaskRabbit para ver por mí misma de qué se trata tanto ajetreo.

Aunque hubiera sido una comparación más justa haber ordenado tres cosas de lo mismo, me di cuenta rápidamente que sería difícil encontrar algo que necesitara por triplicado. Como Mission Local no tiene presupuesto para las inapetentes ideas de los periodistas, tendría que gastar mi propio dinero por lo que decidí comprar tres artículos diferentes que en realidad pudiera usar.

Planeé ordenar un solo artículo de cada servicio, y decidí hacerlo justo: cualquier cosa que ordené estaba disponible en más de uno de los locales. Eso quiere decir que no hay artículos raros como una caja en forma de llama o una máscara de luchador para caballos.

Descargué el servicio “Get It Now” de Instacart y Postmate en mi teléfono, abrí el sitio web de TaskRabbit y comencé a llenar mi pedido.

Parte Uno: Los Pedidos

1er Pedido: Medicina para resfriados Mucinex Fast de Instacart

La temporada de resfriados ha llegado, y los periodistas son más o menos humanos y tan susceptibles como cualquier otra persona. Había estado tosiendo tanto que necesitaba un poco de ayuda para poder sobrevivir al día. Además, pedir medicina me ayudó a deshacerme de el último pedazo de incertidumbre que sentía por usar servicios cuando podría usar mis dos piernas para ir a recoger lo que necesito por mí misma. Estar enferma parecía ser una excusa que valía la pena.

Instacart es una aplicación para iPhone hecha para entregar víveres hasta la casa. Los usuarios escogen la categoría de cada artículo que necesitan y luego revisan fotografías  y escogen lo que necesitan. Para mí, fue muy parecido a caminar por pasillos de una tienda real, si es que pudiera de alguna manera caminar por los pasillos mientras estoy sentada en mi silla de oficina.

El mínimo por pedido es de $10 y los usuarios pueden pagar ya sea $9.99 por entrega en una hora o $3.99 por entrega en tres horas. Como era mi primer pedido, Instacart omitió el cargo por entrega, por lo que mi total fue de $12 por la medicina para resfriados.

2do Pedido: Café de Grano Peet’s House Roast de Postmates

Postmates se ha hecho de un nombre por sí mismo con una aplicación que promete cualquier cosa en la ciudad entregado en menos de una hora. Los usuarios escriben el nombre del local en la ciudad y escriben una nota detallando lo que quieren, y Postmates calcula el cargo por entrega a domicilio con base en tiempo, distancia y ubicación. La aplicación parece que tiene como objetivo entregar almuerzos de restaurantes locales, aunque la compañía se está expandiendo a un mercado de víveres. Como con eBay, las imágenes promocionales de la aplicación hacen referencia al Distrito de la Misión: las imágenes en la tienda de iTunes muestran a negocios como Delfina, Mission Bicycle y Bi-Rite.

Los periodistas siempre necesitan café — un combustible importante para las horas de de redacción que posponemos, así que puse mi pedido: $8.99 por café, más un cargo del 5 por ciento por servicio y $9 de cargo por entrega a domicilio. Total del pedido: $18.44

3er Pedido: Un paquete de plumas de TaskRabbit

TaskRabbit, con base en SoMa conecta a usuarios con gente en el área que está dispuesta a hacer quehaceres u otro tipo de tareas. La gente publica las tareas en línea y los “taskrabbits” (conejos de tareas) aceptan un precio predeterminado o apuestan entre sí por tomar las tareas. Las tareas varían en tipo: un usuario que abusó de la puntuación escribió: “¡ayuden a colocar extensiones!” mientras que otra publicación pedía “ayuda de limpieza sin prejuicios”. Un colega incluso me sugirió que podría haberle pedido a un taskrabbit que escribiera este artículo por mí, lo que por un momento realmente. me. apantalló.

Asimismo, TaskRabbit tiene un servicio que se llama Deliver Now que es específicamente para recoger y entregar artículos en San Francisco por un precio fijo de $10; sin embargo, por alguna razón en el barullo de mi resfriado se me pasó, y en lugar de haberlo usado pedí mis plumas a través del servicio general de tareas y quehaceres de TaskRabbit. Pedí un paquete de plumas que no costara más de $10. Me sentí un poco extraña pidiéndole a la gente que apostara entre sí para traerme las plumas, pero fue difícil determinar cuál era un precio justo qué fijar por la tarea. Terminé con un precio de $12, el precio más bajo que el sitio web sugirió para tareas pequeñas.

Parte Dos: Los Mensajeros

Carl Shawver se dedica a fabricar marcos de acero para motos de carreras. En sus horas libres, trabaja como mensajero para Postmates. Shawyer estaba tomándose un cafecito en las calles 17 y Guerrero cuando su teléfono sonó para avisarle que tenía una entrega de Postmates. “Es un timbre bastante distintivo”, dijo. “Cuando su teléfono sonó por mi pedido, engulló el resto de su café y se subió a su bici para recoger mi café.

Veintidós minutos después, mi pedido fue confirmado hasta el momento en que Sahwver llegó con el café. La bolsa se sentía rara en mi mano. Era tan real, una idea digital de café que se había materializado enfrente de mí.

Shawver ha estado trabajando para Postmates desde hace dos meses y tenía una actitud positiva sobre el trabajo. “Simplemente me gusta andar en mi bici”, dijo. Me imaginé que con la promesa de Postmates de entregar cualquier cosa, Shawver podría haber entregado algunas cosas extrañas. No me decepcionó: “Whippets”, dijo en referencia a los contenedores de óxido nitroso usado para hacer crema batida —o para inhalar y drogarse. “Los recogí para una fiesta en el Castro”.

Mientras estaba platicando con Shawver, mi teléfono sonó. Era Bill, el taskrabbit que había aceptado mi pedido. Bill, quien se negó a dar su apellido, había estado revisando las tareas publicadas en TaskRabbit desde su casa en Hayes Valley. Bill estaba haciendo otras dos tareas en el área y decidió hacer mi entrega de plumas entre lo que recogía un tanque de propano y en lo que se iba a arreglar una mesa de ping-pong. Bill me preguntó qué tipo de plumas quería. “Cualquier tipo”, le dije. “Plumas para la oficina”.

Unos minutos después, recibí una llamada de Instacart. Safeway no tenía mi medicina para resfriado y la mensajera quería saber si había alguna otra marca que quisiera. Le dije que agarrara lo que más se le pareciera.

Todas estas llamadas telefónicas me hicieron sentir un poco “aturdida”, como si la ciudad entera se estuviera movilizando para cumplir con mi necesidades. Era espléndido.

A continuación, llegó mi medicina para resfriados de Instacart. Liz, quien se negó a dar su apellido, estaba estudiando en la biblioteca cuando le avisaron que recogiera mi pedido. Liz es alumna en la Universidad Estatal de San Francisco. “Es una especie de trabajo agradable para mí en este momento”, dijo, “porque tengo tiempo libre y puedo hacer mi tarea”. Liz acaba de llegar a San Francisco y ve el trabajo como una forma de poder conocer la ciudad.

Parte Tres: Al Final del Día

En menos de dos horas, tenía todo lo que había pedido en mi escritorio: medicina para resfriados, café y plumas. El costo final fue de $56.97 dólares periodísticos. Resulta ser que la velocidad tiene un costo.

Y luego está el truco. Cualquier persona que haga uso del servicio de entrega a domicilio el mismo día tiene que hacer el cálculo: ¿cuánto vale la pena para mí no ir a recogerlo? Claro, la respuesta a dicha pregunta dependerá de cuánto tenga disponible.

Las compañías start-up hacen también un cálculo cuidados para tratar de encontrar cifras que no espanten a los clientes y aun así poder hacer una ganancia con el modelo de negocios que opera bajo la sombra de la burbuja del punto com.

Hablé con Bastian Lehmann, cofundador y director de Postmates, para tratar de entender qué ha cambiado desde finales de los 90. Tres cosas, dijo, separan esta era. Primero, señaló, la penetración de teléfonos inteligentes, los cuales pueden destinar mensajeros de manera más eficiente. Luego, “lo que había hace 12 años era un año en el que la gente no estaba acostumbrada a comprar nada en línea. Pero lo que ha pasado desde hace doce años, por supuesto, es que compramos todo en línea”. Por último, señaló el hecho de que las compañías startup de entrega a domicilio de hace doce años vendían su propio inventario, en lugar de conseguirlo de tiendas locales o restaurantes.

Pero, ¿es rentable el negocio? Lehmann no dio a conocer ninguna información financiera, pero estableció que Postmates tiene casi 150 mensajeros en San Francisco, y hacen entregas de 1,500 comerciantes diferentes en los últimos dos o tres meses.

Apoorva Mehta, fundador y director de Instacart, entiende los cambios inherentes de las entregas de domicilio el mismo día; antes de empezar Instacart, trabajaba para Amazon.com. “He estado pensando desde hace seis años en el problema de la satisfacción de entregar algo el mismo día”, dijo. “Es muy temprano para poder decir cómo llegar a dicha visión, pero estamos constantemente… haciendo nuestro mejor esfuerzo para asegurarnos de que le guste a nuestros clientes. Y hay muchas razones por las que tiene sentido ahora y por las que antes no solía tenerlo”.

En cuanto a mí, bueno, miro mis plumas, café y medicina para resfriado y pienso en mi billetera y me pregunto si tal vez debería vender parte de lo que compré para hacer dinero con el artículo. Seguramente se lo podría entregar a usted, el mismo día.

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