La música hard rock de Charlie’s Place se proyecta hacia la calle, cerca de la esquina de las calles 17 y Folsom. La música pasa por una fila de motocicletas de carreras en impecable estado; las más desgastadas no son parte de la elegante colección que está a la vista todos los días enfrente del taller de motocicletas. En su taller, el propietario y perfeccionista Charlie O’Hanlon se esfuerza en la restauración, y de vez en cuando, en el arte.
O’Hanlon compró el local en 1998. Habiendo ido a la escuela de arte y tenido una afición por la ingenuidad japonesa, lanzó el negocio con la esperanza de convertirse en una especie de virtuoso en la industria.
Además de restaurar Hondas, O’Hanlon toca música en grupos locales y usa lo que él llama “restos de Honda” para hacer esculturas y guitarras, muchas de las cuales ha vendido o exhibe en galerías. Un monstruo de metal de seis pies de altura llamado “Motozilla”, podría considerarse su pièce de résistance, la cual está hecha de partes de motocicleta de pies a cabeza. El monstruo se alza por encima de quienes caminan por el taller.
El video de Charlie’s Place ofrece un vistazo a la Misión original —una de las muchas personalidades excéntricas que hacen del barrio un medio ambiente enriquecedor para artistas e inventores.