Cuando uno entra al local en el 3270 de la calle 24, no sé sabe con certeza qué tipo de negocio es. El espacio tiene dos negocios de venta al menudeo, un abogado y un señor que arregla aparatos electrónicos.

Es posible que suene a un chiste en el que “un señor llega a un bar y…”, pero no lo es —es el modelo empresarial para muchos propietarios latinos de negocios en la Misión.

“Nos ayudamos con la renta”, dijo Binda Cano, propietaria de la Boutique Binda y arrendataria del 3270 de la calle 24. Cano agregó que los inquilinos están en busca de negocios que los acompañen en su recién empresa.

Y no son los únicos. A medida de que los negocios de latinos ofrecen servicios a una población hispana y se esfuerzan por sobrevivir en un barrio en el que la renta de espacios comerciales está en aumento, muchos han decidido compartir un espacio. Cano se negó a decir cuánto paga de renta, pero sí declaró que es substancial debido al gran espacio.

“Esta es la única forma de hacer que todo siga”, dijo Cano.

Y ella lo sabe. Esta es la tercera vez desde hace muchos años que ha mudado su boutique a escaparates parecidos. Como inmigrante de Guatemala en San Mateo, Cano comenzó vendiendo ropa a través de un catálogo. Antes de mudarse a la calle 24, rentaba un espacio con otras personas en la calle 19, y después en la calle 16.

“Escogí la calle 24 porque todo está aquí —el autobús, BART, comida barata”, dijo.

No hay un letrero oficial afuera del escaparate compartido, sólo anuncios que explican los servicios de los inquilinos del local y un letrero en español que anuncia otros pequeños negocios. El negocio de reparaciones de electrónicos posee un mostrador instalado enfrente del espacio de la boutique de Cano. Junto a ella está el abogado, quien trabaja desde un escritorio pequeño. El propietario del local de reparación de electrónicos, quien se negó a dar su nombre, se mudó de otro espacio compartido que estaba cerca de ahí en la misma calle.

“Necesitábamos más espacio”, dijo uno de los empleados.

Todo esto es parte de la travesía, dijo Cano. El lugar de destino: tener su propio escaparate en la Misión, un lugar de reunión para latinos en el Área de la Bahía.

Con tan sólo el 39 por ciento de la población, los latinos ya no representan la mayoría en la Misión, según las cifras del censo de 2010. No obstante, siguen viniendo al barrio desde toda el Área de la Bahía, en gran parte porque su vida todavía sigue aquí. Vienen al barrio a las iglesias, a las oficinas médicas, restaurantes y proveedores de servicios de organizaciones sin fines de lucro, declaró Dairo Romero de la Oficina de Desarrollo Económico de la Misión (MEDA).

Cuando MEDA brindó ayuda fiscal sin costo a residentes de bajos ingresos, Romero ayudó a mucha gente de la Bahía del Este, dijo, y a otros desde tan lejos como Pittsburg y Bay Point.

Romero ha estado trabajando con pequeñas empresas en las calles Misión y 24 desde los últimos cinco años, y ha visto éxitos y fracasos.

En 2010, MEDA abrió una incubadora de pequeñas empresas junto a sus oficinas centrales en las calles 19 y Misión llamada El Mercadito. Hay hasta nueve negocios que pagan entre $250 a $1,200 por un pequeño espacio en el cual poder construir su base de clientes.

“Es una forma alternativa de empezar un negocio propio”, precisó Romero.

Patricia Torres abrió su propio local en 2010 (Mystical Collections), en el cual vende productos holísticos y new age en El Mercadito. A principios de este mes, tuvo una inauguración en su nueva ubicación en el 3196 de la calle 24.

Torres fue la primera en sacar su negocio de la incubadora. Desde que se mudó a la calle 24, sus ventas se duplicaron y contrató a un empleado de tiempo completo, según el boletín de MEDA.

Carmina González, quien abrió una tienda de regalos que se llama Wrap Your Dreams en El Mercadito, espera emular el éxito de Torres. Como Cano, solía vender la mercancía a través de catálogos —en su caso, maquillaje— y como Cano y muchas otras mujeres empresarias de la Misión, se graduó del programa Alas de Iniciativa para las Mujeres, el cual es en parte financiado por la Administración de Pequeñas Empresas de los Estados Unidos.

González declaró que compartir el espacio de renta con otros requiere negociación. Uno de los inquilinos en el mercado no se llevó bien con los demás y le pidieron que se fuera, precisó.

González espera abrir su propio local pronto, pero por el momento esa meta parece estar un poco lejos, ya que sus ventas han disminuido. González lo atribuye a la economía y a la disminución de tránsito peatonal en la calle Misión desde que Muni comenzó a redirigir los autobuses mientras componen la calle.

No todos son tan afortunados como Torres. El local Wholesale Fashion Shoe en la calle Misión, no era parte del proyecto incubador de MEDA, cerró poco después de un año de haber estado en negocio.

Cano le aconsejó a una amistad que abrió un local de flores en el barrio hace tres meses que compartiera la renta con otros negocios.

“Uno quiere ser exitoso, pero también hay que ser realista”, dijo. “No es posible que los negocios salgan adelante por sí solos”.

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Andrea hails from Mexico City and lives in the Mission where she works as a community interpreter. She has been involved with Mission Local since 2009 working as a translator and reporter.

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